Don Segundo Sombra

Don Segundo Sombra Resumen y Análisis Capítulos XVII-XXI

Resumen

Capítulo XVII

En el rodeo se llevan a cabo diversas tareas con el ganado. El narrador se dedica al “aparte” (p. 151) (separar animales) junto Patrocinio Salvatierra, el joven rubio que lo acompañaba en el arreo. Un hombre en el rodeo sufre un accidente, su caballo cae sobre su lado izquierdo, y el protagonista, junto a otros gauchos, se acerca a socorrerlo. En el momento de distracción, los animales se arremolinan y el narrador, montado a su caballo, Comadreja, intenta arrear a un toro que se está alejando del campo hacia la zona de los médanos. En la maniobra, su caballo resulta herido por el toro. La herida es profunda y el narrador regresa al centro del rodeo montado en otro de sus caballos, un lobuno llamado Orejuela.

El narrador reanuda las actividades junto a su compañero Patrocinio, quien también resultó herido en el arreo. Concluida la tarea, este le ofrece comprarle sus dos caballos. El narrador se lamenta en voz alta por Comadreja, quien el día anterior había sufrido un accidente en el cangrejal y ahora está herido por la cornada del toro. Entonces Patrocinio le propone observar un extenso cangrejal que se encuentra cerca, donde puede verse a los cangrejos “rezando a la puesta’el sol” (p. 156). Allí los cangrejos salen de sus cuevas y caminan en dirección al sol poniente y luego se quedan inmóviles, con las patas delanteras plagadas sobre el pecho.

De regreso de los cangrejales, un toro atropella al caballo en el que va montado el narrador. Este no sabe si es el mismo toro que lastimó a Comadreja poco antes, pero, enfurecido, decide quebrarlo. Con sagacidad, logra su cometido, pero cae al suelo y se quiebra la clavícula. Luego, mata al toro de un cuchillazo e, inconsciente, cae sobre el animal.

Capítulo XVIII

El narrador se despierta confundido en un sitio que desconoce. Ha tenido un sueño en el que Galván, el patrón de la estancia en la que trabajó cuando salió de la casa de sus tías, le decía: “Ya has corrido mundo y te has hecho hombre, mejor que hombre, gaucho. El que sabe los males de esta tierra por haberlos vivido, se ha templao para domarlos. Andá no más. Allí te espera tu estancia y, cuando me necesités, estaré cerca tuyo. Acordate…” (p.161).

Junto a él se encuentran Patrocinio y una mujer. Cuando el narrador reconoce a su compañero, este le comunica que tiene quebrada la clavícula y que se ha lastimado la cabeza y las costillas. Entonces el narrador recuerda los acontecimientos de la noche anterior. En la habitación también se encuentra el hombre que había sufrido un accidente el día anterior, quien no ha vuelto a mover las piernas a causa de la lesión.

En ese momento, una curandera los visita y afirma que el narrador va a recuperarse pronto. Luego, con la ayuda de Patrocinio, pone en su lugar la rodilla del hombre lesionado y le aconseja permanecer en reposo por un tiempo. Más tarde, Paula, la hermana de Patrocinio, conversa con el narrador, y le cuenta que ha muerto el hijo de de Sixto. Al narrador le resulta muy atractiva la mujer y coquetea con ella.

Poco después, Patrocinio ingresa a la habitación y le comunica al narrador que se irá al día siguiente, por lo que cierran el trato de la venta de los caballos. El narrador intuye que también Paula se marchará de la casa, y desea abandonar la estancia junto a ellos. Sin embargo, cuando más tarde conversa con la joven, ella sugiere que no se irá de aquel sitio.

Capítulo XIX

El narrador permanece durante algunos días más en la estancia, a fin de recuperarse. Allí viven Don Candelario, el dueño de la casa; Doña Ubaldina, su esposa; un peón llamado Fabiano; tres mujeres, y Numa, un muchacho que intenta conquistar a Paula. El narrador lo considera un hombre torpe y carente de gracia, incapaz de lograr su objetivo. Le molesta que Paula coquetee con ambos, por lo que le pide a ella que se aleje de su otro pretendiente. Sin embargo, ella se burla de sus pretensiones.

La relación entre el narrador y Numa se vuelve tensa a causa de los sentimientos de ambos hacia Paula. Numa provoca durante un tiempo al narrador riéndose de su invalidez, hasta que, finalmente, desata un enfrentamiento. Numa pretende atacar a su rival con un cuchillo, pero este se defiende hábilmente, y finalmente le abre un tajo en la frente.

Más tarde, el narrador le pide disculpas al dueño de la casa por el altercado y le informa que va a marcharse. Antes de abandonar la estancia, intenta hablar con Paula, pero ella lo ignora. Finalmente, se despide de todos, se retira y cabalga, apesadumbro, durante toda la noche hacia el puesto donde se encuentra Don Segundo.

Capítulo XX

Al amanecer, el narrador se encuentra con su padrino, y al día siguiente parten en un viaje hacia el norte. Él piensa en la posibilidad de cumplir un deseo que ansía hace tiempo: adquirir una “tropilla de un pelo” (un conjunto de caballos del mismo pelaje).

Tras seis días de marcha, llegan a un sitio en donde se han organizado carreras de caballos. El narrador siente la necesidad de apostar el dinero que ha ganado en la riña de gallos, en los trabajos recientes y por la venta de sus dos caballos. Durante la jornada, pierde todas sus apuestas excepto una, por lo que se retira prácticamente sin dinero y con cinco caballos menos.

Capítulo XXI

El narrador y Don Segundo se detienen en el campo a pasar la noche. Toman mate y comen carne asada. El narrador no ha recuperado su ánimo habitual, después de los últimos acontecimientos desafortunados, y Don Segundo le narra un cuento.

El protagonista de la historia es un herrero pobre llamado Miseria, a quien recurren Jesús y San Pedro para poner una herradura en la pata de una mula. Jesús le concede por eso, en forma de agradecimiento, tres deseos, y Miseria, desoyendo a San Pedro, que le aconseja pedir el Cielo, pide otros deseos, que aprovecha más tarde para engañar a los demonios. Al final de una extensa vida disipada, Miseria muere y San Pedro le niega la entrada al cielo, con lo que el herrero pierde también la oportunidad de acceder al Purgatorio. Finalmente, en el Infierno, los demonios le temen por las artimañas con las que los ha engañado en vida, y tampoco lo admiten, de manera que Miseria permanece por siempre en este mundo.

Análisis

La matanza del toro al final del capítulo XVII puede ser leída como un bautismo pagano y violento, que marca un punto de culminación del aprendizaje del joven iniciado. El protagonista, “bañado” en parte por la sangre del toro, ha dado muestras de su dominio sobre la naturaleza, y eso acredita su condición de resero. Como veremos más adelante, en el capítulo final, el resero es el dueño de la pampa precisamente por su capacidad de dominio sobre la naturaleza: "¿Quién es más dueño de la pampa que un resero? Me sugería una sonrisa el solo hecho de pensar en tantos dueños de estancia, metidos en sus casas, corridos siempre por el frío o por el calor, asustados por cualquier peligro que les impusiera un caballo arisco, un toro embravecido o una tormenta de viento fuerte" (p. 239).

Por otro lado, la escena que antecede a la matanza del toro, la visita a los cangrejales, se presenta con matices religiosos: Patrocinio invita al protagonista a ver al “cangrejerío rezando a la puesta’ el sol” (p.156), y allí él puede contemplar a los cangrejos permanecer frente al sol, “inmóviles, con las manitos plegadas sobre el pecho” (p. 158), y se pregunta si realmente rezan.

En el comienzo del capítulo siguiente, el protagonista se despierta (tras haber perdido la conciencia en el enfrentamiento con el toro), y recuerda un sueño, que, como sabremos más adelante, es premonitorio. Este sueño se conecta claramente con los sucesos del final de la novela, cuando al narrador le revelan su identidad y recibe una estancia por herencia. Las palabras que pronuncia Galván en el sueño del protagonista se repiten textualmente en el anteúltimo capítulo (Capítulo XXVI): “Ya has corrido mundo y te has hecho hombre, mejor que hombre gaucho. El que sabe de los males de esta tierra, por haberlos vivido, se ha templado para domarlos…” (p. 161). A continuación, en el sueño, Galván le dice: “Andá no más. Allí te espera tu estancia y, cuando me necesités, estaré cerca tuyo. Acordate…” (Ídem.).

Por otro lado, en esta novela encontramos dos cuentos intercalados (en los Capítulos XII y XXI). Ambos están narrados por Don Segundo Sombra, quien, pese a ser lacónico y solitario, es también, al mismo tiempo, un gran narrador de cuentos. Ya en el capítulo X, el protagonista ponderaba su habilidad diciendo: "Don Segundo era un admirable contador de cuentos, y su fama de narrador daba nuevos prestigios a su ya admirada figura" (p. 91).

La inclusión de estos cuentos, además de ilustrar una práctica tradicional que tiene lugar junto al fogón, tiene una función dentro la estructura del relato, puesto que sus argumentos se conectan con sucesos anteriores y posteriores dentro del hilo narrativo de la novela. Por un lado, el cuento de Dolores y Consuelo (Capítulo XII), cuyos nombres son emblemáticos, se incluye después de que el protagonista siente un desengaño amoroso por el rechazo de dos mujeres en el baile que se celebra por Navidad. La función aleccionadora de este relato se hace evidente desde el inicio, en la descripción de su protagonista, Dolores: “No era un hombre ni grande ni juerte, pero sí era corajudo, lo que vale más” (p. 106). En efecto, Don Segundo se cerciora de que sus oyentes comprenden el alcance de sus palabras: “Don Segundo miró a su auditorio, como para asegurar con una imposición aquel axioma. Las miradas esperaron asintiendo” (Ídem.).

A continuación, el relato de Don Segundo describe los desafíos a los que se enfrenta Dolores para liberar a la joven del hechizo del hijo del diablo. La narración de este cuento puede leerse como un mensaje para el protagonista del relato principal en el contexto de sus experiencias personales, ya que sugiere que es necesario ser valiente y perseverante para enfrentar las adversidades. En este sentido, el hijo del diablo puede ser suplantado por los rivales a los que deberá enfrentarse el protagonista de la novela en su vida, y los desafíos de Dolores, por sus propios desafíos para alcanzar los objetivos que desee.

El carácter instructivo de estos relatos también puede observarse en los comentarios que añade Don Segundo a medida que narra, y que funcionan como consejos o advertencias dirigidos a sus oyentes, como vemos, por ejemplo, en este caso:

"(…) y, habiendo cobrao juerzas nuevas, empezó a buscar su caburé aunque sin mucha esperanza, porque no es este un pájaro que naides haiga visto con el sol alto.

Pobrecito Dolores, que no se esperaba las penas que debía sufrir pa alcanzar su suerte. Ansina es el destino del hombre. Naides empezaría el camino si le mostraran lo que lo espera".

(pp. 110-111)

Asimismo, el relato intercalado de Miseria (Capítulo XXI) se incluye en la novela inmediatamente después de que el protagonista pierde casi la totalidad de su dinero en las apuestas en las carreras de caballos. Este relato concluye afirmando la inevitabilidad de la miseria en este mundo: “por eso que, dende entonces, Miseria y Pobreza son cosas de este mundo y nunca se irán a otra parte, porque en ninguna quieren almitir su existencia” (p. 198). De esta manera, podemos advertir que el relato se conecta directamente con la situación personal del protagonista de la novela. En efecto, dicha conexión puede comprobarse en las palabras del narrador que dan inicio al capítulo siguiente (Capítulo XXII), en las que alude al protagonista del cuento narrado por Don Segundo: “Sintiéndome merecedor de los mismos apodos que el herrero viejo, ensillé a la madrugada uno de mis tres caballos” (p. 201).

Además, el relato de Don Segundo también se conecta con otro acontecimiento precedente: al abandonar la estancia de Don Candelario, el protagonista de la novela se siente miserable por su fracaso con Paula y por el desenlace violento que tuvo el enfrentamiento con Numa, y afirma: “Miseria es eso de andar con el corazón zozobrando en el pecho y la memoria extraviada en un pozo de tristeza, pensando en la injusticia del destino, como si éste debiera ocuparse de los caprichos de cada uno” (p. 198).

Por otro lado, en los relatos intercalados encontramos varios motivos literarios, como el rescate de la mujer amada, el corazón mágico del pájaro o el pacto con el diablo, pero trasladados al contexto de la pampa. Como señala Martos Núñez, los cuentos, (…) ya sean de probable origen oriental, como el primero, o europeo, como el segundo, sufren transformaciones extremas de "americanización" de la fábula, e internas de adaptación al desarrollo argumental de Don Segundo Sombra. Para hacerlos plausibles, la acción, fauna y escenografía de las historias se argentiniza” (1992, p. 481). Así podemos ver, por ejemplo, en el segundo relato, que Jesús viaja de manera semejante a un resero pampeano: "Nuestro Señor, que asigún dicen jue el creador de la bondá, sabía andar de pueblo en pueblo y de rancho en rancho (…). Cuentan que en uno de esos viajes, que por demás veces eran duros como los del resero, como jueran por llegar a un pueblo, a la mula en que iba nuestro Señor, se le perdió una herradura (…)" (p. 190).

Por último, es interesante notar el contraste entre la narración de la historia principal, cuyo lenguaje es principalmente culto (ver Análisis Capítulos IV-IX), y la narración de Don Segundo, en la que pueden observarse rasgos de la oralidad y del habla propia de los gauchos.