Desgracia

Desgracia Resumen y Análisis Capítulos 2-3

Resumen

Capítulo 2

Ahora que no puede encontrarse con Soraya, la vida de Lurie se torna monótona “como el desierto” (p.19). Se sume en sus lecturas en torno a Byron y pasa la mayor parte de su tiempo en la biblioteca.

Una noche, mientras camina por los jardines de la universidad, reconoce a una de sus alumnas del curso de los poetas románticos, Melanie Isaacs. No es la mejor alumna, pero es bonita y Lurie se siente atraído por ella. No es un hecho excepcional, ya que en cada curso nuevo el profesor Lurie se enamora de alguna de sus alumnas. Melanie es una muchacha pequeña, delgada, de pelo negro corto, con pómulos anchos y ojos grandes y oscuros. Siempre se viste de manera llamativa.

Aprovecha el encuentro casual, conversa con ella y la invita a su departamento. Ella acepta, aunque con reservas. Una vez en su departamento, Lurie pone música y abre una botella de vino; se trata de gestos que él considera parte del ritual de cortejo. Piensa en la diferencia de edad con Melanie y no está seguro de que ese ritual entre hombres y mujeres y el mismo hecho de enamorarse siga vigente entre los jóvenes, pues considera que pueda tratarse de “un mecanismo obsoleto a estas alturas” (p.21).

Melanie no parece demasiado interesada en impresionar a su profesor. Por ejemplo, le dice que no ha disfrutado de leer a Wordsworth, uno de los poetas predilectos de Lurie y parte de la materia que cursa con él. Melanie no muestra sentirse apasionada por algo en particular, pero dice que quiere dedicarse al teatro y que está ensayando una obra.

A pesar de que Melanie ha dejado en claro que debe marcharse antes de las siete, Lurie insiste con que se quede a cenar; ella acepta sin entusiasmo. Él cocina mientras ella lo observa, toman una segunda botella de vino, charlan y, al terminar la cena, ella se levanta para marcharse. Lurie la retiene con la excusa de mostrarle un video de danza. Se trata de un video que Lurie vio hace veinticinco años por primera vez, pero sigue cautivándolo. Ella, por su parte, no muestra interés. Lurie le ofrece licor, pero Melanie prefiere un chorrito de whiskey en su café. En ese momento, Lurie invita a Melanie a pasar la noche con él. Ella le pregunta por qué habría de hacer eso y él le contesta: “Porque la belleza de una mujer no le pertenece solo a ella. Es parte de la riqueza que trae consigo al mundo, y su deber es compartirla” (p.25). A medida que sus frases seductoras se vuelven más románticas y poéticas, Lurie nota que Melanie ha perdido todo interés y lo ve nuevamente como su profesor.

La muchacha se retira del departamento de Lurie.

Capítulo 3

A pesar de que comprende que lo mejor sería dejar de lado la historia con su estudiante, Lurie se deja llevar por sus impulsos y obtiene los datos personales de Melanie de los archivos de la universidad. La llama a su casa y la invita a almorzar. Melanie no tiene tiempo de inventar una excusa y accede. Durante la comida, ella expresa su preocupación sobre lo que sucede entre ellos, pero Lurie le dice que él tiene todo bajo control. La lleva a su casa y tienen sexo. Melanie se mantiene pasiva, pero eso a él le gusta y le hace sentir satisfecho. Ella, sin decir una palabra, se viste y se va.

Al día siguiente Melanie no se presenta en clase. Lurie le envía flores a su casa. El martes, Lurie ve a Melanie en el vestíbulo de la facultad esperando a que pare de llover. Le ofrece llevarla a casa, ella acepta y durante el viaje permanece en silencio. Él le propone verse al día siguiente y Melanie le dice que está muy ocupada con la obra de teatro que está ensayando.

El miércoles Melanie asiste a la clase de Lurie. Él intenta explicar a sus alumnos el sentido del poema de Wordsworth que estudian, pero no consigue hacerlos comprender. Decide comparar el asunto del poema con el amor y alude de manera sutil a lo que sucede entre él y Melanie. La lección resulta un fracaso. Un día después, Lurie se presenta en el ensayo de la obra de teatro en la que participa Melanie. Sin que ella sepa, la observa. La situación lo hace sentirse mal consigo mismo porque considera que está actuando con lascivia.

Al día siguiente, Lurie se presenta en la puerta de Melanie y se abalanza sobre ella. Al principio Melanie lo rechaza y pone como excusa que su prima, con quien comparte el departamento, está por volver. Ante la actitud avasalladora de Lurie, ella se da por vencida y no resiste sus avances. Tienen relaciones sexuales nuevamente, pero esta vez Melanie muestra con claridad que no siente deseo por Lurie. Cuando terminan, ella le pide que se retire. En su auto, Lurie toma conciencia de lo que ha sucedido, comprende que ha sido un error y se siente asqueado consigo mismo.

Luego de ese encuentro, en la siguiente clase, Melanie está ausente a pesar de que ese día los estudiantes deben rendir el examen parcial. Lurie adultera el registro al otorgar a Melanie una nota provisional por el examen al que no se ha presentado.

El domingo, tras una semana sin ningún contacto entre Lurie y Melanie, ella se presenta en la casa de su profesor. Le pide quedarse allí esa noche. Lurie le prepara el cuarto de su hija. Melanie le pide quedarse unos días más. Lurie empieza a percibir que la muchacha lo está utilizando y se está aprovechando de él. De todas maneras, comprende que él también ha hecho lo mismo con ella. No obstante, quiere sentir que él domina la situación.

Análisis

Ahora que Lurie no cuenta con Soraya todos los jueves, “el problema del sexo” (p.7) emerge nuevamente en su vida. Lurie va a buscar la solución a ese problema iniciando una relación con una de sus alumnas, pero desde un principio está claro que esa decisión conlleva una serie de riesgos.

Uno de los problemas que Lurie enfrenta a lo largo de la novela es su desplazamiento con respecto a la realidad. Si bien por momentos es capaz de leer las situaciones en las que se encuentra con lucidez, sus acciones siguen un derrotero muy distinto, ya que Lurie se deja llevar por sus impulsos y las ideas que él proyecta sobre la realidad. La primera vez que lleva a Melanie a su casa, Lurie tiene algunos momentos donde muestra que comprende lo complejo de la situación: “la chica que se ha llevado a casa no solo es treinta años más joven que él: es una estudiante, es su alumna, está bajo su tutela. Poco importa lo que ahora pase entre ellos, pues tendrán que volverse a ver en calidad de profesor y alumna ¿Estará él preparado para eso?” (p.21).

No obstante, a pesar de comprender la distancia que los separa, continúa intentando encontrar algo que los una. No quiere que ese momento con su alumna sea solo una seducción unilateral, quiere que Melanie demuestre interés por las cosas que lo apasionan a él para crear la ilusión de que se trata de algo recíproco y de una conexión auténtica. Lurie intenta romantizar el encuentro cuando le dice a Melanie que su belleza no le pertenece y que su deber es compartirla. Sin embargo, estos momentos en los que Lurie proyecta sus ideas sobre las circunstancias siempre se encuentran de cara con la realidad, es este caso cuando Melanie responde: “¿Y si ya la compartiera?” (p.25). La respuesta de la chica lo deja en evidencia porque hace patente la idealización de la que ella está siendo objeto.

En el capítulo 3, el poema de Wordsworth apunta a este mismo problema de la idealización versus la realidad. En medio de la disertación Lurie se aleja de la materia del poema en sí para referirse veladamente a la relación con Melanie y dice: “¿de veras tenéis el deseo de ver a la amada a la fría claridad del aparato visual? Tal vez fuera preferible tender un velo sobre la mirada” (p.32). Sin duda, como se ha visto en el capítulo 1, Lurie tiene la capacidad de ver solo aquello que proyecta en sus relaciones; lo hacía con Soraya y ahora hace lo propio con Melanie. Lurie se deja llevar por sus impulsos y comete una serie de errores: consulta los datos de su alumna en los registros de la universidad, falsifica una nota, espía a Melanie, tiene relaciones sexuales con ella a pesar de percibir que ella lo hace sin deseo. En cada paso en falso que da Lurie hay alguna racionalización o proyección de sus ideas y fantasías que justifica sus acciones. A pesar de las señales de alarma en torno a la situación, Lurie intenta solucionar el problema del sexo iniciando una relación con una alumna, sin tener en cuenta las implicancias de una relación tan asimétrica.

Tal es su capacidad de cubrir con un velo la realidad, que muestra una serie de gestos inoportunos para la situación. Por ejemplo, trata de seducir a una muchacha con un video de hace veinticinco años y le envía un ramo de claveles a su casa. Esos gestos no son solo inoportunos porque pretenden tornar románticas acciones que son parte del acoso, sino que también enfatizan la brecha generacional entre Lurie y Melanie. Recordemos que una de las preocupaciones más importantes en la vida de Lurie es su sexualidad ahora que siente que ha envejecido. No obstante, todos sus intentos por seducir a la chica solamente remarcan lo inapropiado de sus avances y su sensación de haberse convertido en un “viejo verde”. Por ejemplo, cuando Lurie se escabulle en el teatro para espiar a Melanie en el ensayo, piensa: “Es un asunto escabroso estar así a oscuras, espiando a una muchacha (sin querer, la palabra rijoso, le pasa por la cabeza)” (p.34). Asimismo, a lo largo de estos capítulos Lurie por momentos se siente expuesto porque considera que Melanie lo percibe como profesor o como “padre zalamero” (p.30). La ironía yace en que efectivamente eso es lo que es Lurie es en realidad, a pesar de que él quiere proyectarse como el hombre seductor que fue en otro momento de su vida.

La contracara de lo que le sucede a Lurie es la situación de acoso que vive Melanie. En estos capítulos se abre un tema que será central en la obra: la violencia sexual. Si bien el lector no tiene acceso a los pensamientos de la muchacha porque el narrador focaliza desde la perspectiva de Lurie, en sus gestos vemos que rechaza los avances del profesor. Incluso Lurie reconoce que: “[n]o es una violación, no del todo, pero es algo no obstante carente de deseo, no deseado de principio a fin” (p.36). Como lectores, no necesariamente opinamos igual que Lurie, porque por sus gestos y su negativa inicial sabemos que Melanie no quiere tener sexo con él. Incluso Lurie percibe cuán problemática es su justificación de que no se trata del todo de una violación: al describir la actitud de Melanie como la de "un conejo cuando las fauces del zorro se cierran en torno a su cuello" (p.36), utiliza un símil que lo muestra por segunda vez en la novela como un depredador.

Finalmente, el tema de los cambios sociales en Sudáfrica tras el apartheid vuelve a verse reflejado en estos capítulos, aunque de manera muy superficial, en la obra en la que participa Melanie. Lurie piensa que la comedia en la que ella participa tiene como principio rector la catarsis: “todos los desabridos, viejos prejuicios salen a la luz del día y son lavados en torrentes de risas” (p.34). Sudáfrica debe lidiar con su pasado y lo hace de diversas maneras, tal y como aparecen representadas en la novela. Dawn desea dejar Sudáfrica porque ha caído en anarquía, Melanie y sus compañeras lidian con los cambios a través de la comedia y, más adelante, Lucy y Petrus lo harán de otros modos.