Carta desde la cárcel de Birmingham

Carta desde la cárcel de Birmingham Resumen y Análisis Parte 5

Resumen

El Dr. King se dispone a confesar dos cosas. Primero, que se ha desilusionado con los blancos moderados: ha llegado a pensar que estos, y no los extremistas, son el principal obstáculo para los negros en su lucha por la igualdad. Los acusa de estar más preocupados por el “orden” que por la Justicia, y afirma que la actitud paternalista de coincidir en el objetivo pero criticar el método de acción supone la creencia de tener “derecho a fijar el calendario para la libertad de otro ser humano”.

Martin Luther King Jr. confiesa que tenía la esperanza de que los blancos moderados entendieran que, cuando la ley no cumple su propósito de hacer prevalecer la Justicia, se convierte en una traba para el progreso social, y que la tensión que se vive en el sur es un proceso de transición hacia una sociedad que respete la dignidad de las personas. Agrega que, de hecho, ellos no son quienes producen esa tensión, sino quienes la hacen visible.

El autor de la carta alude también a la declaración de los clérigos, que condenan las acciones pacíficas de los manifestantes porque provocan violencia, y la compara con culpar a la víctima de un robo de provocar el crimen por poseer dinero, o a Jesús de provocar su crucifixión por su devoción a Dios.

También tenía la esperanza, dice, de que los blancos moderados rechazaran “el mito relativo al tiempo”, es decir, la idea de que, con el tiempo, la comunidad negra alcanzará la igualdad de derechos. Él afirma que “el tiempo es, en sí mismo, neutral”, y cree que, en el futuro, habrá que arrepentirse del “atroz silencio de las buenas personas”. El progreso se logra, dice, con el esfuerzo de las personas, sin el cual el tiempo se convierte en un aliado del estancamiento. “Ahora es el momento de elevar las políticas de esta nación, sacándolas de las arenas movedizas de la injusticia racial y asentándolas sobre la firme roca de la dignidad humana”.

King confiesa también que al principio le molestó que los clérigos tildaran sus acciones no violentas de “extremistas”. Él se siente situado entre dos fuerzas en la comunidad negra: de un lado, la fuerza de la complacencia, consecuencia de muchos años de opresión, que ha habituado a muchos negros a adaptarse y aceptar la segregación; del otro, la fuerza del odio, capaz de defender la violencia.

El Dr. King trata de interponerse entre estos dos polos para alentar una actitud amorosa y la protesta no violenta. Cree que, gracias a esa filosofía, el Sur se ha ahorrado mucho derramamiento de sangre, y agrega estar convencido de que, si los clérigos rehúsan apoyar sus esfuerzos de acción no violenta, millones de negros buscarán refugio en la violencia de las ideologías nacionalistas negras.

Por último, Martin Luther King Jr. afirma que los oprimidos ya no tolerarán su carácter de víctimas. El negro norteamericano, como sus hermanos en África, Asia, América del Sur y el Caribe, ya está encaminado en la senda hacia la justicia racial: un “impulso vital” ya se ha apoderado de la comunidad negra y debe liberarse. Si no se libera a través de manifestaciones pacíficas, lo hará mediante la violencia, “y esto no es una amenaza, sino la constatación de un hecho histórico”.

Análisis

Esta parte de la carta comienza aproximadamente a la mitad del texto e inaugura lo que el profesor Jonathan Rieder llama la sección del "Profeta". En su análisis, el Dr. King se muestra mucho menos ecuánime en esta segunda mitad de la carta, mostrándose mucho más dispuesto a desafiar directamente a su audiencia. Su tono es más confrontativo y directo.

Este cambio implica una aceptación mucho más directa de su superioridad moral. Pero, además, el tema de esta parte también cambia. No se trata tanto de que haya perdido la moderación como de que está dispuesto a apelar más directamente al pathos, y a insistir en ciertas verdades sin reservas. Si anteriormente se refirió a preocupaciones legales y sociales concretas, el tema del Dr. King aquí se vuelve mucho más abstracto y amplio: se refiere a la historia, el paso del tiempo y el extremismo.

Lo más destacable en esta sección es que el Dr. King identifica al blanco moderado como su principal antagonista. Su argumento es que las personas que ven la injusticia y no hacen nada al respecto son tan pecaminosas como aquellos que la cometen. Esta es una explicitación de lo que ha estado argumentando a lo largo de toda la carta. Una y otra vez, ha sugerido que los clérigos (y su audiencia blanca por extensión) no han considerado verdaderamente la situación de los manifestantes negros ni la naturaleza de sus reclamos, y aquí es muy duro al juzgar la aparente ignorancia de su audiencia al respecto, acusándola de pecaminosa.

El largo pasaje en el que el reverendo insiste en sus esperanzas frustradas tiene un tono acusatorio detrás de la ironía. Dice, por ejemplo: “Tenía la esperanza de que los blancos moderados entendieran que la Ley y el Orden existen con el propósito de hacer prevalecer la Justicia”. En tanto aquello que él esperaba que los blancos entendieran -y que, se deduce, no comprenden- resulta una verdad evidente, los acusa ya poco solapadamente de hipocresía más que de ignorancia y, con ello, de cómplices de la injusticia. Por otro lado, al referirse en todo el segmento a los blancos moderados, aquí queda definitivamente claro que el Dr. King no pretende que su audiencia se limite a los clérigos a quienes de hecho se dirige, sino a un conjunto más amplio.

Por otro lado, Martin Luther King Jr. reprende a los clérigos por culpar a las víctimas en vez de colocar el problema en los victimarios. Nuevamente, el tono es acusatorio: sugiere que los clérigos que argumentan que las acciones pacíficas de los negros son responsables de las respuestas violentas que generan culpan, bajo la misma lógica, a Jesús por su crucifixión y a Sócrates por su condena a muerte. Es difícil no estar de acuerdo con la afirmación que cierra ese párrafo: "La sociedad debe proteger a la víctima del robo y castigar al ladrón".

Otro punto interesante de esta parte de la carta es la filosofía que expone sobre el tiempo. Al afirmar que el tiempo es "neutral", insiste en que las personas deben accionar para implementar cambios. Se niega a aceptar la pasividad que se desprende de la idea de la "inevitabilidad".

Si bien estos argumentos son esencial y poderosamente morales, también siguen un argumento lógico y legalista. En efecto, está estableciendo un silogismo, es decir, una construcción lógica que argumenta que si aceptamos dos premisas como verdaderas, entonces la conclusión lógica que se desprende de la unión de esas premisas también debe ser verdadera. Aquí estipula, primero, que se debe proteger a las víctimas, y luego, que el cambio requiere acción. La extensión lógica de este silogismo es que quien quiera proteger a las víctimas debe actuar para hacerlo.

Lo que hace de este punto un elemento esencial es que el Dr. King se está esforzando por definir y establecer la naturaleza del extremismo. La palabra “extremismo” resultaba preocupante para muchos en ese momento, no solo por los cambios sociales que los movimientos por los derechos civiles venían exigiendo, sino también porque había otros líderes nacionales, como Elijah Muhammad y su discípulo más famoso, Malcolm X, que se enorgullecían de provocar miedo en la audiencia blanca.

El Dr. King no rehúye a esta amenaza. Al nombrar directamente a Elijah Muhammad, y al advertir que aquellos que se son desalentados a asumir la acción directa no violenta abrazarán eventualmente doctrinas más radicales, está poniendo énfasis en que la comunidad negra es consciente de las injusticias que recaen sobre ella, y sus frustraciones serán canalizadas, eventualmente, de un modo u otro. Si la acción no violenta no da resultados, entonces se virará a modos de expresión más oscuros. Lo interesante es que, al enmarcarlo de esta manera, el punto implícito de este argumento es que son los moderados quienes tienen el control ahora, pues sobre ellos recae la capacidad de apoyar la acción no violenta y ayudarla a conseguir sus objetivos, o de alentar la violencia mediante el moderado silencio, que le quita fuerza al reclamo pacífico de los negros. En cierto sentido, su enfoque sugiere un chantaje indirecto: si no nos apoyan, vendrán cosas peores.

Con todo, el Dr. King ha establecido un lazo entre el extremismo y la acción, bajo la suposición de que esta última es necesaria para luchar contra la injusticia. Una vez establecida esta relación, el reverendo puede ahora declararse no solo un extremista, sino uno orgulloso de sí mismo.