Bartleby, el escribiente

Análisis

The Tombs, centro penitenciario de Lower Manhattan, donde se encierra a BartlebyMario entre las ruinas de Cartago, de John Vanderlyn

«Bartleby, el escribiente» es uno de los relatos breves más conocidos de la literatura estadounidense decimonónica.[8]​ La única historia que escribió Melville aquel 1853 aparte de Bartleby, «Cock-A-Doodle-Doo!», comparte el mismo final que ésta, la muerte por inanición.[9]​ El comportamiento de Bartleby representa un enigma,[10]​ con la existencia de multitud de interpretaciones al respecto. Algunos autores, como Lewis Mumford, proponen la existencia de cierta identificación del propio Melville y su trayectoria vital y profesional en el personaje de Bartleby.[11]​[12]​ El filósofo francés Gilles Deleuze concluyó su ensayo «Bartleby o la fórmula» sobre la obra de Melville con un «Bartleby no es un enfermo, sino el médico de una América enferma».[13]​[14]​ Bartleby ha sido también descrito como «una tuerca del engranaje que prefiere no seguir ejerciendo su función».[15]​ El crítico literario estadounidense Newton Arvin afirmó:

If poor Bartleby is a lunatic, it is not because other men are somehow merely sane; it is because he has accepted his forlornness as a final fact and forgotten the fact of dependence. «Si el pobre Bartleby es un lunático, no es porque el resto de los hombres estén de alguna manera sanos, sino porque él ha aceptado su desolación como una circunstancia ineludible y olvidado la necesidad de dependencia». Newton Arvin (Spector, 1961, p. 177)

Otros autores se inclinan a atribuir el comportamiento de Bartleby a algún tipo de patología, como al trastorno esquizoide de la personalidad,[16]​ esquizofrenia o autismo,[17]​ sin embargo otras voces apuntan a que no hay evidencias en el relato de ningún tipo de problema neurológico, sino que «lo que está dañado es su alma».[18]​ También se ha sugerido la posibilidad de que Melville se hubiera inspirado en determinados conocidos suyos, como George J. Adler o Eli James Murdock Fly,[19]​[20]​ o bien en algunos lunáticos que frecuentaban la Nueva York de los años 30 quienes, en suma, habrían supuestamente modelado la construcción del personaje.[20]​ Se han propuesto también lecturas en términos de lucha de clases y de un trabajador alienado en el seno de una sociedad capitalista, así como, incluso, aquellas que ven paralelismos entre Bartleby y la figura de Cristo[21]​ o bien un exponente de la teoría del libre albedrío.[22]​

El relato presenta una referencia a un suceso real que tuvo lugar en New York entre 1841 y 1842: el asesinato de Samuel Adams a manos de John C. Colt y la posterior condena a muerte del segundo.[23]​ También se ha especulado con la inclusión de una referencia al general Cayo Mario, cuando el narrador describe la permanencia de Bartleby en las oficinas durante los fines de semana. Se ha propuesto que la semblanza del Mario entre las ruinas de Cartago de Vanderlyn podría haber inspirado igualmente a Melville.[24]​ Giorgio Agamben ha señalado que la penúltima frase de la narración —«Con mensajes de vida, esas cartas se apresuran hacia la muerte» (en el original: On errands of life, those letters speed to death)— hace referencia a un versículo del Nuevo Testamento, Romanos 7:10.[25]​


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