Un artista del hambre

Un artista del hambre Preguntas de Ensayo

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    ¿Cómo ha evolucionado el interés del público por el arte del ayuno profesional? ¿Cómo afecta esta evolución en el artista del hambre?

    Ya desde la primera línea del relato, sabemos que el interés por los ayunadores ha disminuido muchísimo en las últimas décadas. Aquellos años dorados del artista del hambre, que el narrador describe en detalle, parecen haber quedado atrás. El público ha perdido interés en el arte del ayuno profesional simplemente porque ha encontrado otra cosa con la cual distraerse. A raíz de esto, el artista del hambre entra en un proceso de decadencia tan profundo como la indiferencia que el público muestra hacia él. Y es, justamente, esta indiferencia la que acaba provocándole la muerte al artista del hambre, ya que tanto el público como el inspector del circo se olvidan de él y no se dan cuenta del tiempo exagerado de ayuno que lleva.

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    ¿Qué función simbólica podemos decir que cumple el empresario en el relato de Kafka?

    El empresario es quien gestiona los actos del artista del hambre, antes de que este termine en el circo. Como gestor, se encarga de conseguir los lugares para que el ayunador lleve adelante sus actos. Ahora bien, cuando el empresario se da cuenta de que el público pierde el interés luego del día 40 de ayuno, limita a esta cantidad de tiempo el acto del artista del hambre. Esto supone un condicionamiento para el ayunador, ya que él no quiere resignar la gloria de seguir ayunando. En este sentido, podemos interpretar el rol del empresario como un símbolo de las fuerzas corruptoras que el sistema capitalista ejerce sobre el arte. El hecho de que el empresario se concentre exclusivamente en el aspecto comercial del acto del artista del hambre y no en su valor artístico es un reflejo de la escala de prioridades que rige el sistema capitalista.

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    ¿Cuál es la causa principal de la desilusión que el artista del hambre sufre con respecto a su público?

    El artista del hambre se da cuenta de que su público, a pesar de quedar siempre satisfecho con su acto, no lo comprende a él como artista. Y esto es así porque no sienten la profundidad y el sentido del ayuno como él. Esta desilusión genera en el artista del hambre ese constante humor melancólico que lo caracteriza. Hacia el final, el público no solo no comprende su arte, sino que ya ha perdido todo interés por él. Esta indiferencia lo lleva a la muerte.

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    ¿Qué similitudes y qué diferencias podemos encontrar entre el artista del hambre y la pantera que ocupa su lugar cuando él muere?

    En principio, podemos decir que tanto el artista del hambre como la pantera son atracciones del circo, es decir, cumplen la función de entretener al público. Además, el ayunador y el animal realizan sus actos en el mismo espacio físico: una jaula. Así y todo, más allá de la diferencia más obvia -uno es humano; la otra, animal-, existen aspectos que proponen un contraste interesante entre los dos. Mientras que la pantera posee un cuerpo fuerte, elegante y feroz a la vez, y su porte irradia vitalidad, el cuerpo del artista del hambre da lástima: su decadencia es tal que, de hecho, acaba muriendo. Por otro lado, la pantera es claramente una criatura que puede producir sufrimiento en los demás; el artista del hambre, en cambio, es más bien receptor de sufrimiento; sobre todo, del que él mismo se autoimpone ayunando. Por último, es significativo también analizar cómo, aun estando enjaulada, la pantera trasmite una fuerte sensación de libertad, mientras que el artista del hambre se muestra en todo momento esclavo del sufrimiento del hambre.

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    Al final del relato, el público está fascinado con la pantera, hasta el punto que no puede apartarse de su jaula. Teniendo en cuenta la reflexión que propone la historia respecto del comportamiento de la sociedad en el sistema capitalista, ¿qué podemos pronosticar sobre el interés del público por la pantera a futuro?

    Hubo un momento en que los ayunadores profesionales despertaban fascinación en el público y sus actos eran muy codiciados. Luego, con el tiempo, la gente perdió interés en este tipo de actos, y los ayunadores, como el artista del hambre, cayeron en el olvido. Esta pérdida de interés por parte del público no se basó en nada en especial, es decir, se dio de una manera completamente arbitraria e irreflexiva. Por eso, cabe imaginar que con la pantera puede pasar lo mismo. Solo es cuestión de que aparezca alguna nueva atracción que magnetice a la gente para que el interés por la pantera decaiga. En este relato de Kafka, podemos percibir una crítica solapada respecto de esa forma compulsiva y arbitraria que la sociedad moderna tiene de consumir. En este contexto de consumo irreflexivo y vertiginoso, se vuelve muy difícil darle al arte el valor que realmente debería tener.