Pedro Páramo

Pedro Páramo Imágenes

"Aquí no sentirás sino ese olor amarillo y acedo que parece destilar por todas partes" (p. 88)

Esta imagen olfativa permite evocar la podredumbre y el ambiente mortecino que hay en Comala cuando llega Juan Preciado. La sinestesia de la frase "olor amarillo", hace referencia al color que toman las cosas oxidadas y envejecidas, por ejemplo, las paredes con manchas amarillas de humedad o las hojas de los libros viejos que se ponen amarillas. La imagen olfativa busca evocar el olor que toman con el tiempo estos objetos con humedad.

"A los tres días todos estaban sordos. Se hacía imposible hablar con aquel zumbido de que estaba lleno el aire" (p. 123)

Esta imagen acústica permite evocar el ruido de las campanas en el pueblo tras la muerte de Susana San Juan. Al describirlo como un zumbido, el lector puede interpretar que es un ruido constante y monótono. Al explicar que al tercer día estaban todos sordos, se da una idea de la alta intensidad y volumen del sonido.

"Sonaba: plas plas y luego otra vez plas, en mitad de una hoja de laurel que daba vueltas y rebotes metida en la hendidura de los ladrillos" (p. 14)

La palabra "plas" representa el sonido que hacen las gotas de lluvia al caer desde el tejado de la casa del joven Pedro Páramo. La sonoridad de la palabra "plas" permite interpretar que las gotas son grandes y pesadas, pues hacen un ruido grave cuando caen en el charco. Es decir, está lloviendo copiosamente.

"Ver subir y bajar el horizonte con el viento que mueve las espigas, el rizar de la tarde con una lluvia de triples rizos. El color de la tierra, el olor de la alfalfa y del pan. Un pueblo que huele a miel derramada..." (p. 21)

Esta frase es parte de la descripción de Comala que Dolores Preciado le había hecho a Juan durante su infancia y que este recuerda una vez en Comala. La función de esta imagen visual y olfativa es contrastar el paisaje del Comala próspero y lleno de vida (las llanuras verdes, la tierra cultivada, el aroma a pan y miel) con el paisaje del pueblo que percibe Juan: el olor acedo, la tierra baldía, el calor infernal. Así, se establecen dos paisajes radicalmente distintos para señalar el paso del tiempo.