Paradiso Ironía

Paradiso Ironía

El intento de Baldovina por ayudar a José Cemí con su asma produce un efecto contrario (Ironía situacional)

“Regresaba Baldovina con el alcohol y la estopa, empuñados a falta de algodón. Estaba de nuevo frente a la criatura que seguía jadeando y fortaleciendo en color y relieve sus ronchas. [...] Logró encender la vela del candelabro y contempló cómo su sombra desgreñada bailaba por todas las paredes, pero el niño seguía solo, oscurecido y falto de respiración. La estopa mojada en alcohol comenzó a gotear sobre el pequeño cuerpo, sobre las sábanas y ya encharcaba el suelo. Entonces Baldovina reemplazó la estopa por un periódico abandonado sobre la mesa de noche. Y comenzó a friccionar el cuerpo, primero en forma circular, pero después con furia, a tachonazos, como si cada vez que surgiese una roncha le aplicase un planazo mágico mojado en alcohol. Después retrocedía y volvía situando el candelabro a poca distancia de la piel, viendo la comprobación de sus ataques y contraataques y sus resultados casi nulos. Cansado ya su brazo derecho de aquella incesante fricción, parecía que iba a quedarse dormido, cuando de un salto recobraba su elasticidad muscular, volvía con el candelabro, lo acercaba a las ronchas y comprobaba el mismo jadeo”.

Contra lo que Baldovina espera, ningún intento por ayudar a José Cemí en su ataque de asma prospera. De hecho, ocurre todo lo contrario a lo que busca, pues con sus fricciones solo logra poner al niño más nervioso.

El ser humano desconoce el camino que lo salvaría del sufrimiento y la muerte (ironía dramática)

“«Hay camino que al hombre parece derecho; empero su fin son caminos de muerte». [...] De la frase del Eclesiastés derivamos que hay caminos derechos, que esos caminos tienen una finalidad, y no obstante, son caminos para la muerte. En el problema sexual me parece que hay algo dentro de su finalidad, bien una reminiscencia, o bien por los sentidos transfigurados la irrupción de una desemejanza que no ha logrado dominar, que ha hecho que el hombre se abandone a un error que la costumbre ha hecho llevadero o tal vez que el hombre permanece en ese camino de muerte porque ignora cuál es el otro”.

Esta frase, enunciada por Foción, revela la ironía dramática que vive para él la humanidad. Habiendo un camino que no es de muerte, los seres humanos ignoramos cuál es y cómo acceder a él. Por lo tanto, vivimos algo que no logramos disfrutar.

Foción afirma que Joyce escribió un libro llamado "Goethe", cuando sabe que no es así (ironía verbal)

“La voz de Foción se oía clara y distinta, aunque al final de sus frases se notaba cierto subrayado irónico. Cuando entró el librero, le preguntó: —¿Ya llegó el Goethe de James Joyce, que acaba de publicar en Ginebra? —el librero le hizo un guiño, sabiendo el tono burlón de su pregunta. —No, todavía no, aunque lo estamos esperando en estos días. —Cuando llegue guárdeme un ejemplar, le dijo la persona que hablaba con Foción, que no percibía la burla al referirse a una obra que jamás había sido escrita”.

Como es propio del personaje de Foción, en esta escena asistimos a una de sus ironías verbales. Pregunta al dueño de una librería por una obra que nunca fue escrita, queriendo significar algo contrario a sus palabras. Goethe es, de hecho, un escritor alemán muy famoso, y Joyce es un escritor irlandés también muy famoso, pero que nunca escribió un libro cuyo título fuera "Goethe". En este sentido, busca poner de relieve la ignorancia de quien habla con él, el cual cae en la trampa y solicita le guarden un ejemplar de dicho libro.

José Cemí sugiere a Foción que este puede vivir una vida 'galante' cuando sabe que no es su forma de ser (ironía verbal)

“—Ya lo iremos a buscar —contestó secamente Foción. No dijo más, como para no diluir la firmeza de su decisión. —¿Qué tal de vida galante en Nueva York? —le preguntó irónicamente Cemí, adelantando una sonrisa—. ¿Habrás hecho tamañas locuras? Las termas de Caracalla, los baños turcos te habrán enseñado todos sus laberintos—. Cemí quería hacer hablar de inmediato a Foción de los temas de su incesante predilección, para evitar que se enredase en las infinitas sugerencias que la ausencia de Fronesis podía motivarle, perdiéndose en maldiciones, truenos condenatorios y en los juegos de su infernal ironía”.

Conversando con su amigo Foción, el protagonista de la historia hace uso de la ironía verbal para distraerlo de sus pensamientos sobre Fronesis. De esta manera, llama 'vida galante' a una vida opuesta, en realidad, puesto que Foción es asiduo de los baños turcos, por ejemplo, y no precisamente de lo que se considera 'galante' en la sociedad.

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