Luces de bohemia

Luces de bohemia Guía de Estudio

Luces de Bohemia se publica por primera vez en España en 1920. La primera versión se publica por entregas en el semanario España. Con la publicación de Luces de bohemia, Valle-Inclán inaugura un nuevo género teatral: el esperpento. El propio autor designa con ese nombre sus obras de este período, Los cuernos de Don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927). El significado habitual de la palabra esperpento es "persona o cosa extravagante, desatinada o absurda". Valle-Inclán, partiendo de esta idea, mezcla en sus esperpentos lo trágico y lo burlesco.

Luces de bohemia se publica nuevamente en 1924 por la editorial madrileña Renacimiento. Valle-Inclán introduce tres escenas nuevas en esta versión definitiva. Las escenas agregadas son la Segunda, la Sexta y la Undécima. La Escena Sexta y Undécima son de vital importancia para mostrar el cambio ideológico del autor respecto de la función del arte. Valle-Inclán considera que, mediante el arte, los autores deben comprometerse con las causas sociales. Este cambio de postura se ve reflejado, en parte, en la transformación del protagonista de Luces de bohemia, Máximo Estrella, en la Escena Sexta, cuando descubre la terrible tragedia del preso catalán.

Luces de bohemia no se estrena en España hasta 1970. Previamente se estrena en París, en 1963. En 1985 es llevada al cine por el director español Miguel Ángel Díez.

Respecto al contexto histórico que influye en la ideología de Valle-Inclán, podemos destacar la difícil situación social y política que vive España desde fines del siglo XIX. Las diferencias ideológicas y la decadencia del país conllevan la pérdida de las últimas colonias ultramarinas del país en el llamado “año del desastre” (1898). Más adelante, desde 1902 a 1923, durante el reinado de Alfonso XIII y con desarrollo industrial, nace y se consolida el proletariado. En esta etapa suceden muchos enfrentamientos sociales y continuas crisis ministeriales. Por otro lado, entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, dos movimientos, el Modernismo y la llamada Generación del 98, alcanzan su máximo desarrollo. Ambos movimientos surgen como reacción contra la cultura y las Letras del siglo XIX. Los representantes de estos movimientos, entre los que se encuentra Valle-Inclán, buscan una renovación estética. También adoptan una postura crítica ante las normas sociales y la situación política. El movimiento modernista se enfocó sobre todo en las renovaciones formales, mientras que la Generación del 98 mostró más interés por la crítica política e ideológica.