Los tres mosqueteros

Los tres mosqueteros Ironía

El hombre de Meung y d'Artagnan, quienes durante toda la novela fueron acérrimos enemigos, terminan siendo buenos amigos. (Ironía situacional)

Al inicio de la novela, d'Artagnan es impulsivo y se mete en problemas aun antes de llegar a París a causa de las burlas que su caballo incita. La pelea con el misterioso hombre de Meung desencadena una serie de infortunios que van a hacer de su llegada a París un fracaso. En Meung termina herido y pierde la carta de recomendación dirigida a Tréville. La entrevista con Tréville termina abruptamente cuando d'Artagnan sale disparado para perseguir al hombre de Meung. En medio de la persecución termina por meterse en tres duelos con cada uno de los mosqueteros. En el resto de la novela, el hombre de Meung va a seguir siendo un problema para d'Artagnan. No obstante, al final de la novela y luego de ganar tres duelos seguidos, los dos hombres se hacen amigos. Si bien es irónico que d'Artagnan pueda entablar una amistad con un hombre al que odió durante mucho tiempo, su amistad refuerza la idea de que, mientras los adversarios se igualen en virtudes y valores caballerescos, es perfectamente posible que se entiendan tarde o temprano.

D'Artagnan evita cruzarse con Bonacieux para no tener que hablar "con el digno mercero". (Ironía verbal)

En una ocasión, cuando d'Artagnan sale de su casa intenta evitar cruzarse con "el digno mercero" (p.240). El narrador describe así a Bonacieux enfocando desde la perspectiva de d'Artagnan, quien para esta altura no piensa que el mercero sea digno. De hecho, si hay algún personaje que Dumas trata sin ningún tipo de compasión es a monsieur Bonacieux, un personaje carente de toda virtud.

El dinero que sirve para salvar a la reina pertenece al cardenal, quien, en realidad, busca la ruina de ella. (Ironía situacional)

Los mosqueteros sienten gran satisfacción cuando se enteran de que su misión para interferir con los planes del cardenal y defender al rey y a la reina están financiados por el mismo cardenal. Al final de la escena en la que d'Artagnan acepta la misión que le encomienda madame Bonacieux, ella le da el dinero de una bolsa que pertenece a su marido. Ese dinero fue el "premio" que recibió Bonacieux por su deslealtad para con su mujer y su cobardía al colaborar con el cardenal. Es irónico que ese dinero ahora financie lo que madame Bonacieux organiza por lealtad a su señora.

Los lectores saben que d'Artagnan tiene un duelo con cada mosquetero, mientras que estos recién se enteran cuando les toca participar. (Ironía situacional)

El día en que d'Artagnan se tiene que presentar a batirse en duelo con cada uno de los mosqueteros, Athos, Porthos y Aramís no saben eso hasta el momento en que llegan allí. Los lectores, en cambio, sabemos toda la historia de cómo ha llegado a ese punto el protagonista.