Las vírgenes suicidas Citas

Citas

“Todo el mundo tenía su teoría acerca de por qué había tratado de matarse. La señora Buell decía que la culpa era de los padres.

—La niña no quería morirse, lo que quería era irse de su casa —nos dijo.

—Quería cambiar de decorado —añadió la señora Scheer.”

Narrador; Señora Buell y Señora Scheer- Capítulo 1.

Hacia el comienzo de la novela, nos encontramos con el intento de suicidio de Cecilia, la primera de las hermanas que luego sí logra llevar adelante el pacto que hicieron entre todas.

Mientras está recuperándose de ese primer intento, las personas vecinas opinan sobre lo sucedido. Hay una idea muy extendida que tiene que ver con culpar a los padres de la conducta de su hija.

Dado que los padres de las hermanas son muy estrictos, opresivos y temerosos, no las dejan salir de su casa ni explorar el mundo, algo deseable y normal durante los años de adolescencia. De hecho, el psiquiatra que atiende a la muchacha les recomienda a sus padres que les permitan socializar más con los chicos de su edad, para que se sientan contenidas y no estén todo el tiempo encerradas.

“Aun así, queríamos hablar con ella, sobre todo porque nos dábamos cuenta de que, por su condición de madre de las chicas, tenía que saber mejor que nadie por qué se habían suicidado. Pero lo que nos dijo fue:

—Esto es lo más espantoso, que no lo sé. Cuando no están contigo, son diferentes. Los hijos son así”.

Narrador; Señora Lisbon- Capítulo 4.

Los vecinos de las hermanas suicidas, chicos de una edad muy parecida a la de ellas, tratan de investigar lo que ocurre en esa casa. En una ocasión entrevistan a la madre de las chicas, la Señora Lisbon.

Sin embargo, la madre solo sabe excusarse de su ignorancia diciendo que la voluntad de sus hijas no depende de ella, que es muy difícil saber lo que van a hacer los hijos una vez que ya se los ha dado al mundo. Esto revela la inconsciencia y, por tanto, negligencia en que esta mujer vive respecto de su propia conducta restrictiva.

“La esencia de los suicidios no era la tristeza ni el misterio, sino simplemente el egoísmo. Las hermanas Lisbon quisieron hacerse cargo de decisiones que conviene dejar en manos de Dios. Se convirtieron en criaturas demasiado poderosas para vivir con nosotros, demasiado ególatras, demasiado visionarias, demasiado ciegas”.

Narrador- Final de la novela.

En el último capítulo, encontramos una particular reflexión por parte del narrador de la novela. Este narrador colectivo, que da voz a los chicos que observan el drama familiar desde afuera, termina concluyendo algo de pensamiento muy conservador y poco empático. Califica a las hermanas Lisbon de simples ‘ególatras’, sin siquiera atender al estado emocional en que se encontraban por cómo les hacían vivir sus padres.

Es muy interesante que les da también el adjetivo de ‘visionarias’, como si de esta manera se estuviese refiriendo al proceso de liberación posterior que irían viviendo las mujeres, pudiendo decidir cada vez más sobre sus cuerpos, sus emociones y sus actos.

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