La montaña mágica

Personajes

Castorp

Según declaraciones del propio Mann, el personaje de Castorp es una especie de «buscador del Grial»,[96]​ en la línea del Parzival de Wolfram von Eschenbach, o del Perceval de Chrétien de Troyes. En la novela, es un personaje cuya principal característica es la avidez de conocimiento. Su personalidad es muy influenciable: Settembrini y Naphta se disputan su alma «como hacían Dios y el diablo con el hombre en la Edad Media».[97]​

Castorp procede de la burguesía de Hamburgo (al igual que Mann procedía de una familia de comerciantes de Lübeck). El medio social del que procede determina en gran medida su actitud ante la vida, y hace que inicialmente se muestre hostil a las ideologías de signo radical, expuestas por Naphta o Settembrini. Para Settembrini, es «un niño mimado por la vida», y Clawdia Chauchat lo considera un joli bourgeois à la petite tache humide.[98]​

La elección del nombre por parte de Mann no es casual: Hans es uno de los nombres más usuales en Alemania, por lo que puede servir para representar al alemán típico. Muchos cuentos populares alemanes están protagonizados por un personaje con ese nombre, como Hans im Glück. Se ha mencionado también, dado que Hans es la versión abreviada de Johannes (en español, Juan), que el nombre puede aludir también a San Juan Bautista, precursor de Cristo, o a San Juan Evangelista, autor del Cuarto Evangelio y del Apocalipsis.[99]​

Settembrini

Settembrini es uno de los personajes fundamentales de la novela. Ejerce de mentor paternal de Castorp, y representa en cierto modo el sistema de valores de la burguesía, así como la afirmación vitalista del trabajo, la actividad creativa y el progreso de la humanidad. En este sentido, advierte a Castorp contra la atmósfera mórbida del sanatorio, y en particular contra su atracción hacia la enfermiza Clawdia Chauchat, y le insta a llevar una vida activa en el mundo de «allá abajo». El personaje de Settembrini está igualmente vinculado a la tradición humanística, y a los valores de la democracia y la Ilustración, con especial énfasis en la tolerancia y en los derechos humanos. Se dedica a componer una «Enciclopedia del Sufrimiento».

Su pensamiento, no obstante, no está exento de contradicciones: es defensor de la guerra cuando esta tiene una causa nacionalista (se considera un patriota italiano y es enemigo declarado del Imperio austrohúngaro).

Su función de «ilustrador», o, mejor aún, «iluminador» de Castorp, se pone de relieve simbólicamente en algunos momentos, como cuando, al entrar en su habitación, que se encontraba en tinieblas, enciende repentinamente la luz.[100]​ Su admirado maestro, Carducci, ha escrito incluso un himno a Lucifer, otro «portador de la luz», al que llama la forza vindice della ragione. Él mismo gusta de compararse con Prometeo, el personaje de la mitología griega que llevó el fuego, y, con él, la «iluminación» al género humano.

Los hermanos Heinrich y Thomas Mann hacia 1900.

Su antagonista, Naphta, considera despectivamente a Settembrini un Zivilisationsliterat («literato de la civilización»), la misma expresión que en su ensayo Consideraciones de un apolítico (1918), había usado Mann para referirse a la caricatura de un cierto tipo de escritor francófilo, de ideología liberal, como el que encarnaba su propio hermano, Heinrich Mann.[101]​ Tal vez este fuese el modelo inicial del personaje de Settembrini. A medida que Mann fue desarrollando la novela, sin embargo, el personaje fue encarnando los valores de la democrática República de Weimar, a los que Mann se adhirió después de reconciliarse con su hermano en 1922. Por este motivo se piensa que en gran medida, las ideas expresadas por Settembrini son las del propio autor, especialmente en los últimos capítulos de la novela.

La apariencia externa de Settembrini está inspirada en la del compositor Ruggiero Leoncavallo. Por otro lado, existió realmente un personaje llamado Luigi Settembrini, que fue un escritor y patriota italiano que participó activamente en la unificación de Italia.[102]​

Leo Naphta

Leo Naphta es un judío converso al catolicismo que ha ingresado en la orden jesuita, y que se restablece en Davos por causa de su enfermedad pulmonar.[103]​ Es el antagonista de Settembrini, con el que se disputa la atención de Castorp.

El personaje de Naphta simboliza los extremismos de ambos lados que existían en la República de Weimar, y que terminarían conduciendo a la implantación de un sistema totalitario. Su pensamiento, nostálgico del orden medieval, mezcla elementos muy heterogéneos que proceden de ideologías como el anarquismo, el comunismo y el fascismo. Maneja con enorme habilidad la dialéctica y la retórica, y es un sofista consumado.[104]​

Naphta se disputa con Settembrini la educación de Castorp. Durante algún tiempo, Castorp parece dudar entre uno y otro, pero finalmente —sobre todo a partir del episodio «Nieve», en el capítulo VI—, termina por decantarse por Settembrini. Está claro que el personaje de Naphta no estaba previsto en el primer proyecto de la novela, sino que se incorporó posteriormente. Como posibles modelos del personaje se ha citado a Georg Lukács,[105]​ León Trotski, e incluso Friedrich Nietzsche. Es destacable el hecho de que el autor eligiese a un judío como personaje que defiende tesis totalitarias, al igual que ocurre en Doktor Faustus, donde el pensamiento fascista está representado por el judío Chaim Breisacher.

Clawdia Chauchat

Clawdia Chauchat es el único personaje femenino verdaderamente relevante de la obra y encarna en la novela la atracción erótica. El amor que Castorp siente por ella no es la menos importante de las razones por las que termina prolongando su estancia en el sanatorio, y renunciando, por lo tanto, a la vida de «allá abajo». Símbolo del deseo sensual que arrebata al héroe masculino sus energías positivas, sus modelos literarios pueden encontrarse tanto en la maga Circe de la Odisea como en las ninfas del Venusberg del Tannhäuser wagneriano.

Madame Chauchat es la esposa de un alto funcionario ruso que está destinado en el Daguestán, y que permite sin embargo a su esposa viajar a su antojo por Europa (uno de los países que visita es España, que le causa una impresión bastante pobre, aunque se lleva una boina como souvenir).[106]​ Además de ser brevemente la amante de Castorp, tiene también relaciones con otros dos personajes: el médico jefe, doctor Behrens, y Mynheer Peeperkorn.

Sus rasgos asiáticos son muy acentuados: para Settembrini, es una peligrosa encarnación de la «lasitud asiática» que aparta al occidental Castorp de su destino como hombre de acción. A Castorp le recuerda a un antiguo compañero de escuela del que estuvo enamorado, Pribislav Hippe; de hecho, continúa viendo en ella a Hippe a lo largo de toda la novela.

El apellido francés de Clawdia, Chauchat, recuerda la expresión chaud chat («gato cálido»). Behrens, de quien se insinúa que ha sido su amante durante un tiempo, la llama, en conversación con Castorp, «nuestra gatita»,[107]​ y el narrador se refiere en varias ocasiones a sus «andares felinos».[108]​ El nombre puede estar relacionado también con el inglés claw («garra»). Mann parece haberse basado para crear este personaje en una enferma que conoció en el sanatorio en el que se encontraba internada su esposa, llamada Clawelia.

Mynheer Peeperkorn

Gerhart Hauptmann, modelo del personaje de Mynheer Peeperkorn.

El personaje de Mynheer Peeperkorn, que aparece solamente hacia el final de la novela y cuya presencia en la misma es relativamente breve, es una de las figuras más sorprendentes de La montaña mágica. Su personalidad fascina a Castorp, aunque Settembrini no ve en él más que «un viejo estúpido».[109]​ En cuanto a su apariencia física, el personaje está inspirado en Gerhart Hauptmann.[110]​

Peeperkorn representa la capacidad de sentir y de gozar intensamente de la vida, en contraposición con el intelectualismo de Naphta y Settembrini. Ha sido considerado una «mezcla de Cristo y de Dioniso».[110]​ En este sentido, tiene precedentes en otros personajes similares de la obra de Mann, como el señor Klöterjahn de la novela corta Tristán, o Hans Hansen, el amigo de Tonio Kröger.

En uno de los pocos momentos en que es capaz de articular un discurso coherente, pues siempre deja a medias sus comentarios, expone así su visión de la vida:

Nuestros sentimientos son la fuerza viril que despierta a la vida. La vida duerme. Quiere ser despertada para desposarse en la embriaguez con el divino sentimiento. Porque el sentimiento, joven, es divino. El hombre es divino en la medida en que es capaz de sentir. Es el sentimiento de Dios. Dios le ha creado para sentir a través de él. El hombre no es más que el órgano mediante el cual Dios se desposa con la vida, despierta y embriagada.[111]​

Su personalidad dionisíaca no está exenta de rasgos caricaturescos. En cierto modo, su opuesto es el apolíneo Joachim Ziemssen; los dos terminan por morir en circunstancias poco agraciadas: el primero por culpa de la enfermedad y el segundo suicidándose, en tanto que el Castorp, equidistante de ambos, les sobrevive.

Joachim Ziemssen

Joachim Ziemssen es el primo de Castorp, al que este acude a visitar al sanatorio, así como su principal amigo y confidente. Aunque están estrechamente unidos, hasta el punto de que el médico jefe Behrens les da el sobrenombre de Dioscuros,[112]​ existen muchas diferencias entre ellos. Ziemssen encarna los valores militares, especialmente el sentido del deber, en tanto que Castorp es un civil, lo que para él supone no estar obligado a someterse a esta idea del deber. Estas diferencias se proyectan también en sus muy distintas historias de amor: desde el inicio de la novela, Joachim está enamorado de la rusa Marusja, pero, a diferencia de Castorp con Clawdia Chauchat, es incapaz de darle a conocer sus sentimientos.

Mientras que Castorp opta por quedarse en el sanatorio aun cuando se le considera ya curado, Ziemssen, sin completar su curación, lo abandona para seguir la carrera militar, ya que lo considera su deber. Su decisión tiene un final trágico, ya que, a pesar de sus éxitos en el ejército, debe regresar al Sanatorio Berghof y muere poco después. El título del capítulo en que se narra su muerte (Als Soldat und brav; en español, «Como un soldado y como un valiente») es una cita del Fausto de Goethe.[113]​ Ziemssen destaca por la serena aceptación de su destino, que le granjea la admiración del resto de los personajes de la obra. Características de su personalidad, como lo son su determinación o su capacidad de aceptar el destino, se encuentran también en otros personajes de Mann, como Gustav von Aschenbach o Thomas Buddenbrook.

Personajes secundarios

El doctor Behrens. Médico jefe del Sanatorio Internacional Berghof, su personaje está basado en el doctor Friedrich Jessen, que trató a Katia, la esposa de Mann, durante su estancia en el Sanatorio Wald,[114]​[115]​ y que diagnosticó un problema de pulmón a Mann durante su visita al sanatorio. El personaje de la novela es un hombre alto, huesudo, de cabello blanco y ojos azules; un rasgo de su físico que le llama la atención a Castorp es el color azul de sus mejillas.[116]​ Tiene el título de consejero áulico. Su esposa falleció de tuberculosis varios años atrás.[117]​ Es aficionado a la pintura. Algunos pacientes plantean la duda de si las largas estancias en el sanatorio que prescribe Behrens no están motivadas, más que por causas médicas, por su propio interés económico. Bromeando, Settembrini llama a Behrens Radamante el primer día que Castorp pasa en el sanatorio,[118]​ y así es llamado en numerosas ocasiones a lo largo de la obra.

El doctor Krokovski. Subordinado de Behrens, está inspirado en otro personaje real, Georg Groddeck,[119]​ psicoanalista célebre por sus estudios de las enfermedades psicosomáticas, que impartía, en el sanatorio Marienhöhe de Baden-Baden, conferencias acerca de la relación entre el amor y la enfermedad con ideas muy semejantes a las que el doctor Krokovski expone en La montaña mágica. Krokovski practica el psicoanálisis con varios internos, entre ellos el propio Castorp, y hacia el final de la novela muestra gran interés por el mundo de lo paranormal, llevando a cabo sesiones de espiritismo. Un dato llamativo es que viste siempre de negro.

Adriatica von Mylendonk. Es la enfermera jefe cuyo nombre tiene resonancias medievales, como señala Settembrini. Forma parte del personal del sanatorio también una camarera enana, llamada Emerencia.

Entre los huéspedes del sanatorio, algunos tienen mayor relevancia, como la estúpida y pretenciosa Karoline Stöhr; Ferdinand Wehsal, enamorado platónico de madame Chauchat por el que Castorp siente cierto desprecio; Marusja, joven rusa a la que Ziemssen ama en secreto; el señor Albin, enfermo incurable que habla a menudo de suicidarse pero que sobrevive a muchos otros huéspedes; Ellen Brand, joven danesa con aptitudes paranormales; la señorita Engelhart, compañera de mesa de Castorp que se convierte en su confidente acerca de la relación de este con Clawdia Chauchat; el ruso Anton Karlovich Ferge, que se restablece sorprendentemente tras haber estado a las puertas de la muerte; la institutriz inglesa miss Robinson; entre otros.


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