Estudio en escarlata

Estudio en escarlata Resumen y Análisis Primera parte, Capítulos 1 - 2

Capítulo 1: Mr. Sherlock Holmes

Resumen

La novela comienza con Watson narrando los acontecimientos recientes de su vida. Explica que se recibió de Doctor en Medicina en 1878 en la Universidad de Londres, e inmediatamente después le asignaron un puesto de médico ayudante en un regimiento militar que se encontraba en Bombay. Luego de estallar la guerra en Afganistán, se traslada a Kandahar. En la guerra, una bala hiere su hombro y es trasladado a un hospital en Peshwar. Allí contrae tifus. Entonces los médicos determinan su retorno a Inglaterra por un plazo de nueve meses sufragados por el gobierno para que se restablezca.

Watson no conoce a nadie en Londres y pasa un tiempo viviendo en un hotel caro y gastando su dinero. Cuando su situación financiera llega a un punto alarmante decide hacer un cambio radical en su forma de vida. Un día después, encuentra a un conocido en un bar, Stamford, que había sido un practicante bajo sus órdenes en el hospital Barts. Watson le cuenta los últimos sucesos de su vida y le comenta su necesidad de buscar una nueva residencia. Stamford responde que otro hombre del laboratorio de química del hospital donde trabajaba ha mencionado ese mismo día que buscaba un compañero de cuarto.

Watson pregunta por las características de este hombre. Stamford explica que Holmes es un hombre peculiar y que aunque es versado en anatomía y un excelente químico, no sigue sistemáticamente la carrera de Medicina, y sus estudios son dispares y excéntricos. A Watson le entusiasma la idea de tener un compañero de cuarto estudioso, y le pide a Stamford que los presente. Stamford accede y los dos se dirigen al hospital.

Stamford le dice Watson que piensa que Holmes tiene un carácter demasiado científico, que raya con la frigidez. Agrega que es un apasionado del conocimiento detallado y preciso, y que hace experimentos extraños. Los dos hombres llegan al laboratorio y entran en la habitación donde trabajaba Holmes. Tan pronto como él los ve, da un salto de alegría y anuncia que ha encontrado un reactivo para detectar la hemoglobina. Stamford presenta a ambos hombres, y Holmes comenta que Watson ha estado en Afganistán recientemente.

Holmes explica que su descubrimiento es el hallazgo más útil en el campo de la Medicina legal que ha tenido lugar en los últimos años, y que servirá como una prueba infalible para detectar manchas de sangre. Luego hace una demostración de cómo funciona. Acto seguido Stamford plantea a Holmes la situación de Watson. Holmes se muestra complacido y menciona que ha visto unas habitaciones en Baker Street. Watson y Holmes discuten sobre sus hábitos y defectos. Holmes dice que realiza experimentos de vez en cuando y que en ocasiones se pasa días en silencio. Watson revela que es perezoso y que desaprueba los ruidos estrepitosos. Ambos se muestran conformes y acuerdan reunirse al día siguiente para ver las habitaciones.

Cuando Watson y Stamford salen del laboratorio, Watson se muestra intrigado por conocer más al misterioso Holmes y cita a Alexander Pope: “no hay objeto de estudio más digno del hombre que el hombre mismo”. Stamford le dice que aunque se dedique a estudiar a su nuevo compañero, éste acabará sabiendo más de él que viceversa.

Análisis

La primera parte de la novela se llama “Reimpresión de las memorias de John H. Watson, doctor en medicina y oficial retirado del Cuerpo de Médicos del Ejército Británico” y consta de 7 capítulos.

En este capítulo inicial se presentan las características de los protagonistas de la novela, el doctor Watson, quien también es el narrador en primera persona, y Sherlock Holmes. Aquí vemos las circunstancias y el comienzo de la relación perdurable que se establece entre ellos, y que continuará en las siguientes novelas y cuentos de Sherlock Holmes.

Estudio en escarlata también es importante por su descripción de la vida británica de finales del siglo XIX. Su evocación de la ciencia criminal, la aplicación de la ley y la ciencia es ilustrativa al respecto. Estos elementos sitúan a la obra en un momento preciso de la historia, que es la Modernidad, y la forma de investigar de Sherlock Holmes lo convierte en un héroe prototípico de esta era. La confianza en el poder de la ciencia para alcanzar la verdad, que es propia de esta era, es también el sello distintivo del personaje. Su método de investigación está basado en el modelo científico: sus hipótesis se basan en evidencias y siguen razonamientos lógicos.

Además, algunos críticos han señalado que los métodos de Sherlock Holmes han influido en el desarrollo real de la ciencia criminal y forense. Por ejemplo, el autor y experto forense Stanton O. Berg, en su artículo "Sherlock Holmes: Father of Scientific Crime and Detection" ha expuesto que Sherlock Holmes tuvo una influencia decididamente estimulante en el desarrollo de la detección científica moderna de delitos y que no fue simplemente un héroe literario fascinante, sino una figura que anunció -y provocó- un nuevo tipo de investigación criminal.

En este capítulo se nos presenta al detective en el momento en que descubre un reactivo con el cual se puede determinar la presencia de rastros de sangre. Se sugiere que esto es novedoso para la época, puesto que Holmes califica su descubrimiento como el “más útil hallazgo que en el campo de la Medicina Legal haya tenido lugar durante los últimos años” (p. 18) . Además se presentan algunos rasgos peculiares del personaje. Las primeras descripciones de Sherlock Holmes nos llegan, al igual que a Watson, por medio de Stamford, que dice que es excéntrico, “demasiado científico” (p. 16), brillante, con estudios diversos y que practica extraños experimentos. También dice de él que “habita en su persona la pasión por el conocimiento detallado y preciso” (p. 16). Como veremos más adelante, la observación de los detalles es una de las claves del éxito de sus investigaciones. Luego se nos muestra al personaje satisfecho con su descubrimiento y con confianza en su utilidad y beneficios.

Por último, el personaje habla con franqueza sobre sus propios defectos. Sabe que antes de comenzar la convivencia con Watson es imprescindible hablar abiertamente sobre sus hábitos y conocer la opinión de su futuro compañero al respecto:

"Espero que no le repugne el olor a tabaco fuerte.-No gasto otro -repuse. -Hasta ahí vamos bastante bien. Suelo trastear con sustancias químicas y de vez en cuanto realizo algún experimento. ¿Le importa? -En absoluto. -Veamos..., cuáles son mis otros inconvenientes. De tarde en tarde me pongo melancólico y no despego los labios durante días. No lo atribuya usted nunca a mal humor o resentimiento. Déjeme sencillamente a mi aire y verá qué pronto me enderezo. En fin, ¿qué tiene usted a su vez que confesarme? Es aconsejable que dos individuos estén impuestos sobre sus peores aspectos antes de que se decidan a vivir juntos." (pp. 20-21)

Watson por su parte, es un hombre muy compatible para la convivencia con Holmes. Se nos presenta como un hombre tranquilo y amable. También es bastante inteligente y perceptivo, y siente curiosidad por la personalidad de Holmes. Además, comparte con él el interés por la música. De manera que la convivencia resulta agradable para ambos y con esto se inicia una amistad perdurable, que se extiende más allá de esta novela, en las otras novelas y cuentos de la saga, y es una de las más famosas de la literatura.

Capítulo 2: La ciencia de la deducción

Resumen

Watson y Holmes van al departamento 221B de Baker Street. Éste tiene dos dormitorios y una única sala de estar. A los dos les agrada, cierran el contrato y se mudan. La convivencia con Holmes no resulta difícil, ya que tiene horarios regulares y a menudo está afuera. Tiene episodios ocasionales de letargo e inmovilidad, que de no ser por la "templanza y limpieza" (p. 24) del hombre, Watson hubiera atribuido al uso de narcóticos.

Watson está increíblemente interesado en Holmes y en sus misteriosas características. Tiene mucho tiempo libre mientras se recupera su salud, y además carece de amigos en Londres con quienes pasar el tiempo, así que dedica varios momentos a estudiar a Holmes. Concluye que no está estudiando medicina ni ninguna otra carrera. Su conocimiento parece minucioso e inconexo, centrado en varias cosas pequeñas y sorprendentemente ajeno a otras. En particular, Watson se sorprende de que Holmes desconozca el descubrimiento copernicano de las revoluciones de la Tierra alrededor del sol. Holmes afirma que sólo acumula conocimientos que considera útiles.

En una oportunidad Watson escribe una lista de los diferentes tipos de conocimiento y marca en cuáles Holmes parece estar familiarizado. Sabe poco o nada de literatura, filosofía, astronomía y política. Tiene algunos conocimientos de geografía y botánica, un conocimiento profundo de la química y de la literatura sensacionalista. Su conocimiento de anatomía es preciso pero no sistemático. Toca bien el violín. Al comienzo de la convivencia, Watson cree que Holmes no tiene amigos, pero pronto nota que varios individuos de diferentes clases sociales lo visitan. Holmes explica que son sus clientes, sin dar más detalles.

Una mañana, mientras Watson espera su desayuno, toma el periódico de la mesa y le echa un vistazo a un artículo llamado "El libro de la vida". El artículo explica las innumerables deducciones que se pueden hacer sometiendo a un examen preciso y sistemático cualquier acontecimiento. Watson se burla del artículo diciéndole a Holmes, que está sentado frente a él, que es irritante y poco práctico lo que argumenta. Holmes le dice que él es el autor y que su trabajo es de "detective asesor” (p. 33). Le explica que él ayuda a los detectives privados y del gobierno a resolver los casos que investigan. También dice que en los casos más complejos, visita el lugar de los hechos y aplica su conocimiento especializado y sus poderes de observación, que son su “segunda naturaleza” (p. 34). Para aclarar esto, le explica a Watson cómo, en su primer encuentro, supo que Watson había estado en Afganistán.

Watson se sorprende con estas revelaciones y comenta que Holmes le recuerda a Dupin de Edgar Allen Poe y a Lecoq de Gaboriau. Holmes desdeña estas comparaciones, pues no considera muy brillantes a estos personajes. Luego Holmes se lamenta de que no quedan crímenes ni criminales, por lo que ve todo su talento desperdiciado.

Watson, molesto por la forma presuntuosa de hablar de Holmes, cambia de tema con una pregunta sobre un hombre que ve en la calle. Holmes mira al hombre y afirma que es un sargento retirado de la Marina. Watson cree que Holmes es un fanfarrón, y se mantiene escéptico frente a esa evaluación instantánea. El hombre de la calle entra y le entrega una carta a Holmes. Antes de irse, Watson le pregunta cuál había sido su profesión y, para su asombro, el hombre responde que había sido sargento de la Marina Real.

Análisis

En este capítulo vemos más excentricidades y rasgos propios de Holmes. Sus áreas de conocimiento son fascinantes por su diversidad, y además es sorprendente que en algunas campos del saber sus condimentos sean tan escasos. Esta disparidad luego se nos revela que resulta de una deliberada intención de Holmes, que selecciona cuidadosamente los conocimientos que desea añadir a su mente:

“-Entiéndame -explicó-, considero que el cerebro de cada cual es como una pequeña pieza vacía que vamos amueblando con elementos de nuestra elección. Un necio echa mano de cuanto encuentra a su paso, de modo que el conocimiento que pudiera serle útil, o no encuentra cabida o, en el mejor de los casos, se halla tan revuelto con las demás cosas que resulta difícil dar con él. El operario hábil selecciona con sumo cuidado el contenido de ese vano disponible que es su cabeza” (p. 27).

Por otro lado, en su intento por conocer la profesión de Holmes, también se nos revela el carácter discreto y moderado de Watson:

“-Tengo que utilizar esta habitación como oficina -decía-, y la gente que entra en ella constituye mi clientela-. ¡Qué mejor momento para interrogarle a quemarropa! Sin embargo, me vi siempre sujeto por el recato de no querer forzar la confidencia ajena” (p. 30).

En el artículo que Watson lee, y que luego sabrá que fue escrito por Holmes, se revela un aspecto importante de la forma de pensar del detective. Allí dice:

“La vida toda es una gran cadena cuya naturaleza se manifiesta a la sola vista de un eslabón aislado. A semejanza de otros oficios, la Ciencia de la Deducción y el Análisis exige en su ejecutante un estudio prolongado y paciente, no habiendo vida humana tan larga que en el curso de ella quepa a nadie alcanzar la perfección máxima de que el arte deductivo es susceptible” (pp. 31- 32).

Por un lado, está claro que la “Ciencia de la deducción y el Análisis”, como él la llama, requiere un estudio prolongado e intenso. Por otro lado, él sostiene que cada elemento aislado que se observa es susceptible de tomarse como una evidencia, como un “eslabón”, para reconstruir una vida entera. Más adelante, el artículo insiste en la idea: “apenas divisada una persona cualquiera, resulta hacedero inferir su historia completa, así como su oficio o profesión” (p. 32) Esto será verificado más adelante, cuando Holmes demuestre cómo a partir de algunos detalles puede conocer los antecedentes de un hombre, ya sea el paso de Watson por la guerra de Afganistán o la antigua profesión de un hombre que ve en la calle.

En este capítulo, Holmes le revela a Watson su profesión: “detective asesor” (p. 33), y le da algunos detalles de su forma de trabajar. La esencia de la metodología de Holmes es la observación extrema y el razonamiento deductivo. “Soy aficionado tanto a la observación como a la deducción” (p. 33), explica. Holmes también aclara el pequeño misterio de cómo pudo saber que Watson había estado en Afganistán. Se trata de algunas deducciones a partir de las evidencias que presenta Watson, como su aspecto médico y militar, su tez oscura en el rostro, la rigidez que mantiene en el brazo izquierdo. En este relato se comprueba que el método de razonamiento de Holmes es eficaz y que lo que escribió en el artículo periodístico sobre los poderes de la observación y el examen preciso no es exagerado en absoluto.

McConnell, en su artículo "Sherlock Holmes: Detecting Order Amid Disorder", sostiene que el modelo de este detective ha servido a otros autores para crear personajes que, por medio de su inteligencia, siempre pueden encontrar el orden y la lógica en un mundo que parece cada vez más caótico. También explica que la evocación de la razón pura es crucial para el género de las historias de detectives, pero que "la historia de detectives no se trata realmente del poder de la razón, sino más bien del mito de la razón, de la oportunidad desesperadamente esperada de que el universo sea comprensible” (p. 178). Una vez más, esto nos sitúa en el era de la Modernidad, en la que se ponderaba a la razón de ese modo. Los rápidos cambios sociales hacían que el mundo pareciera cada vez más incomprensible y se confiaba a la razón el poder de explicarlo. Esta es sin duda la razón por la que los cuentos de Holmes fueron tan populares en su época y por la que, junto con otras historias de detectives, siguen siendo atractivos y reconfortantes. Las historias de detectives muestran que incluso en los casos más misteriosos, la verdad es asequible por medio de la razón.