Decamerón

Temas y características

Los temas son casi siempre eróticos, a tono con la mentalidad burguesa que empezaba a fraguarse en Florencia: la inteligencia humana, la fortuna y el amor. Cada día también incluye una breve introducción y una conclusión, que describen otras actividades diarias del grupo, además del relato de historias. Estos interludios del cuento incluyen con frecuencia las transcripciones de canciones populares italianas en verso.

Se puede considerar el Decamerón como obra precursora del Renacimiento por la concepción profana del hombre, la ausencia de rasgos fantásticos o míticos y la burla de los ideales medievales, lo que dota a la obra de un carácter claramente antropocéntrico y humanista. Los jóvenes que llevan adelante las diez jornadas instauran la idea del carpe diem en contraposición al tópico literario del ubi sunt. Puede apreciarse una paulatina desmitificación de la idea de la tierra como simple tránsito hacia la vida eterna.

Ilustración de Jean Fouquet.

Cada historia pone en escena personajes tomados de la realidad contemporánea (comerciantes, notarios, banqueros, artesanos, gentes del pueblo, campesinos instalados en la ciudad, etc., pero también encontramos reyes, caballeros, personajes históricos) en medio de registros variados (cómico, patético, trágico, heroico, grotesco, picaresco...). Boccaccio se concentra en el ser humano, su comportamiento y sus capacidades, las que le permiten adaptarse a la variable fortuna de la vida y superar los obstáculos. La mayor parte de los personajes hacen poco caso de los valores morales de la Iglesia, prefiriendo su buen sentido y la iniciativa personal para salir de situaciones difíciles. Son seres comunes, defectuosos y desprovistos de cualquier valor noble, caballeresco o cortés, propio de una sociedad feudal; por el contrario, destacan los ladrones, embusteros y adúlteros, y se enaltece su astucia, que les permite salir airosos de las situaciones descritas, a diferencia de la antigua concepción medieval, donde el protagonista o héroe de la historia poseía facultades inherentes a su ser, como la belleza o la fuerza, y asociadas siempre a la nobleza y la divinidad. Finalmente, el fuerte sentido anticlerical de las historias de Boccaccio le aleja de la concepción teocéntrica medieval. Con ello reflejaba la nueva sociedad burguesa de la época, donde los valores prácticos se imponían por encima del orden antiguo, caballeresco y aristocrático. El comportamiento de los diez cuentacuentos, con elegancia y cortesía fundadas en la dignidad, el buen gusto y el respeto, da ocasión al autor para trazar un esquema ideal de vida.

Se puede considerar que en estos relatos, considerados como las primeras novelas de la literatura europea, se asiste al surgimiento de una nueva clase social: una burguesía comerciante e ilustrada.

En esta obra el dios del amor, Eros, rige el mundo. Los cuentos tratan principalmente del tema del amor, tanto cortés como vulgar. Los dos sexos, tanto el varón como la mujer, son criaturas destinadas al amor, que se entiende de una manera definidamente sensual y que, por consiguiente, debe ser experimentado corporalmente.

El Decamerón se escribió cuando la Edad Media llegaba a su fin. Así, mientras la peste arrasaba provocando estragos alrededor, en este jardín florece todo un mundo de historias vitales y de sobrecargada sensualidad.

Ilustración de una edición flamenca, (1432. París, Biblioteca Nacional).

Todas las historias eróticas de Boccaccio se corresponden con la imagen medieval de la mujer, proclive a caer en las tentaciones de la carne. Se la considera como a una hija de la seductora Eva, muy difícil de saciar. Se repite la idea de que si el marido no satisface a la mujer, ésta se procurará el placer por otros caminos.

La mayor parte del tiempo, Boccaccio aprovecha para asumir la defensa de la mujer. Muestra que su mejor defensa es la palabra, que ellas saben explotar correctamente. Aquí, la cuestión de su lugar es crucial. En efecto, la mayor parte de los relatos presentan en escena el mundo femenino. Sin embargo, Boccaccio puede mostrar una visión despectiva; algunos cuentos son verdaderamente críticos con su actitud. Por ejemplo, el séptimo cuento de la octava jornada narra la venganza de un escolar en una viuda que le ha jugado una mala pasada. El colegial aprovecha para hacer una larga revisión del comportamiento de ciertas mujeres.

El Decamerón pasa de modo decidido de la nouvelle al libro extenso escrito en lengua italiana. De hecho es la primera obra en prosa escrita en este idioma romance.


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