La flor púrpura

La flor púrpura Símbolos, Alegoría y Motivos

El hibisco púrpura (Símbolo)

El hibisco púrpura que crece en casa de tía Ifeoma y que Jaja planta luego en Enugu es un símbolo de la rebelión y la libertad. En Nsukka, Jaja se dedica a cuidar el jardín de tía Ifeoma y descubre una atracción particular por las plantas. El hibisco púrpura resalta por su singularidad y Jaja, quien también desea ser único y elegir su propio camino ante las imposiciones de su padre, lo toma como un símbolo de su propia rebeldía. En Enugu, el hibisco púrpura plantado por Jaja florece cuando Jaja se rebela contra su padre, y este florecimiento simboliza la libertad por la que Jaja está luchando.

La rotura de las figurillas de Porcelana (Símbolo)

La madre de Kambili colecciona figurillas de porcelana que representan a bailarinas en diversas posiciones. Cada vez que sufre a manos de su esposo, toma las figuras del estante en el que descansan y las limpia frenéticamente. El Domingo de Ramos, cuando Eugene lanza el misal contra Jaja, este golpea el estante donde descansan las figurillas y las hace caer contra el piso. Mientras la madre junta los restos de sus bailarinas, comienza a hacerse evidente que algo ha cambiado. A partir de ese momento, ya no habla en susurros sino que alza su voz y comienza a actuar sin prestar atención a las reglas tiránicas de su marido. La rotura de las figurillas simboliza la liberación de la madre y su rebelión contra el esposo golpeador. La rebelión es drástica, y la madre termina envenenando a Eugene; la muerte de su esposo es la única forma de escapar que encuentra la madre de Kambili.

El hijo que se rebela contra el padre (Motivo)

El hijo que se rebela contra el padre es un motivo recurrente en la literatura de todos los tiempos. En La flor púrpura, este motivo atraviesa toda la novela. La primera parte está dedicada a la rebelión explícita del padre, y luego Kambili, la narradora, observa los meses anteriores a dicha rebelión y encuentra los elementos que la disparan. En la tercera parte de la novela, la rebelión de Jaja ocupa una buena parte del argumento: el joven se enfrenta al padre, toma decisiones y las hace cumplir aun si van contra la voluntad de Eugene.

Esta rebelión del hijo contra el padre también se relaciona con la novela de aprendizaje: La flor púrpura narra el proceso de maduración de Kambili y Jaja, y una parte natural de ese proceso implica la rebelión de los adolescentes o jóvenes adultos contra las figuras de autoridad que son sus padres.

El rosario (Símbolo)

El rosario es uno de los principales símbolos del catolicismo. Representa las rosas que se le ofrecen a la Virgen María en forma de oración, y la cruz que lo completa simboliza la muerte y la resurrección de Jesucristo. El rosario es un elemento muy presente, tanto en la casa de los Achike como en la de tía Ifeoma, y tanto Kambili como Jaja suelen rezarlo al menos una vez al día.

El misal de Eugene Achike. (Símbolo)

El misal de Eugene Achike es un enorme y pesado libro, con la cubierta encuadernada en piel, que contiene los salmos católicos. Como símbolo, representa la ortodoxia de Eugene y la severidad con la que organiza su vida y la de su familia. Cuando Jaja se rebela, el padre le arroja el misal, que atraviesa la habitación y golpea las figurillas de la madre. El misal volando por los aires para golpear a Jaja tiene un claro sentido: esa ortodoxia y severidad del padre está siendo desafiada por la rebelión del hijo.