Lorca eligió minuciosamente los nombres de los personajes de la obra, por su simbolismo implícito y su poder evocador:
- Bernarda: Es una persona de carácter fuerte en la obra. Cuando ella entra en la obra grita, “¡Silencio!” y “Menos gritos y más obras,” (341).[6] La manera en que ella siempre encierra a sus hijas en la casa y poniendo a María Josefa en un cuarto cerrado muestra su estilo dictatorial.
- Angustias: Cuando Angustias está hablando con la Poncia y sus hermanas dice: “Afortunadamente, pronto voy a salir de este infierno,” (351).[6] Es obvio que ella no es feliz en la casa de Bernarda Alba, en donde ha vivido por más de la mitad de su vida. Ella quiere darle su mano a Pepe el Romano para escapar de la casa. Todas las hermanas y la Poncia creen que Pepe quiere a Angustias solo por su dinero y nada más. Magdalena dice: “está vieja, enfermiza y siempre ha sido la que ha tenido menos méritos de todas nosotras,” (348).[6]
- Martirio: Al final de la obra, Martirio está al lado de Bernarda cuando esta atenta contra la vida de Pepe con una escopeta. Después, Martirio le dice a Adela: “Se acabó Pepe el Romano,” (372).[6] Sin embargo, no es verdad que él haya muerto. Ella solo quiere causarle devastación a su hermana porque quiere mucho a Pepe. Ella nunca quiere ver a Adela con él. De hecho, expresa el odio intenso que siente por Adela: “Hubiera volcado un río de sangre sobre su cabeza,” (372).[6] En el acto segundo de la obra, Martirio roba el retrato de Pepe que tiene Angustias y lo pone entre las sábanas de su cama. Después de decir Angustias que no lo tiene, la Poncia encuentra el retrato y le informa a Bernarda. Martirio responde que solamente es una broma hacia Angustias. Solamente dice esta mentira para protegerse a sí misma de la verdad de sus sentimientos por Pepe.
- Magdalena: Este nombre indica que ella es una persona triste, deprimida y que llora mucho. Cuando Magdalena está hablando de la boda con su familia, dice: “Prefiero llevar sacos al molino. Todo menos estar sentada días y días dentro de esta sala oscura,” (343).[6] Es obvio que ella no tiene una vida feliz, especialmente cuando dice “¡Malditas sean las mujeres!” (343).[6] Ella sufre mucho por su género de mujer. Magdalena es la persona más devastada por la muerte de su padre. En las palabras de la Poncia: “Era la única que quería al padre.” (339).[6] La Poncia también revela: “En el primer responso se desmayó la Magdalena.” (339).[6] Cuando Magdalena entra en la obra, está llorando mucho y Bernarda dice: “Magdalena, no llores. Si quieres llorar, te metes debajo de la cama.” (341).[6]
García Lorca maneja en este contexto simbólico nombres romanos asociados a la amabilidad, como Amelia, o al carácter noble, como Adela, o el de Prudencia (una de las cuatro virtudes cardinales), o La Poncia (relacionado con Poncio Pilato), Pepe el Romano (que algunas fuentes relacionan in extremis con el gentilicio de Romilla, una pedanía del municipio de Chauchina).