Hombres necios que acusáis

Hombres necios que acusáis Sor Juana Inés de la Cruz y los feminismos

A lo largo de toda su vida y en buena parte de su producción literaria, Sor Juana Inés de la Cruz denuncia las injusticias y desigualdades que afectan la vida de las mujeres, expone los privilegios de los hombres y, sobre todo, se dedica a demostrar que, por la propia voluntad de Dios, los hombres y las mujeres son igualmente capaces en términos intelectuales. Esto nos permite pensarla como precursora de los feminismos modernos y contemporáneos.

Estas cuestiones se relacionan directamente con su biografía: desde pequeña, siente predilección por la lectura y el estudio, pero el camino hacia el aprendizaje está severamente obstaculizado para las mujeres en su época. Por ejemplo, no tiene permiso para ir a la Universidad. Es por eso que, como ella misma explica, termina por hacerse monja: no le interesa el matrimonio y la vida como religiosa es la única alternativa que le permite dedicarse a las tareas intelectuales. De todos modos, incluso así debe luchar para desarrollar sus estudios y su producción literaria. Por ejemplo, durante los primeros doce años de su vida en el convento, todas sus lecturas y escrituras deben pasar por la aprobación del padre Antonio Núñez de Miranda, que la limita rigurosamente. Más tarde tendrá conflictos con ese mismo sacerdote y con otros hombres poderosos de la iglesia.

Por el contrario, a partir de su vida como cortesana del Virreinato de Nueva España establece relaciones muy significativas con diferentes mujeres que apoyan y estimulan su carrera. Así, por ejemplo, crea una amistad profunda con Leonor de Carreto, virreina entre 1664 y 1673, que funciona como su mecenas y protectora. Más tarde también entabla una relación estrecha con María Luisa Manrique de Lara, marquesa de Laguna y condesa de Paredes, virreina entre 1680 y 1686. Con ella mantiene una relación de "queridas", es decir, amigas muy íntimas. Le dedica poesías donde exalta su belleza y expresa la intensidad de los sentimientos de amor que Maria Luisa le despierta. Algunos especialistas en su biografía creen que pueden haber sido pareja. Otros afirman que los versos eróticos que la poeta le dedica a la virreina solo reflejan los códigos del amor cortés propio de la época. De cualquier manera, lo cierto es que la relación entre ambas es de mucha cercanía, e impacta muy fuertemente en Sor Juana. De hecho, es gracias a María Luisa que se publica Inundación Castálida, primer libro de la poeta, en 1689. El hecho de que el libro se publique en España le da especial importancia y difusión a la autora, y eso no hubiera sido posible sin el apoyo de una mujer tan importante como la virreina. Sus poemas conocidos como los "Enigmas" también son producidos gracias al apoyo de otras mujeres, en este caso unas monjas portuguesas.

De acuerdo con Georgina Sabat de Rivers, las voces que leemos en la obra de Sor Juana "abarcan lo social, lo literario y lo cultural y, al mismo tiempo, hacen hablar al sometido y al poderoso, fenómenos que se han apuntado en la teoría feminista en formas muy distintas" (1998). Es decir, los temas, los procedimientos y los personajes de la literatura sorjuanina anticipan muchas cuestiones que se vuelven centrales para los feminismos que surgen a fines del siglo XIX y siguen en ebullición en el presente.

Un asunto muy complejo, tanto en su figura histórica como al interior de su literatura, es el género con el que se identifica la poeta. Algunos estudiosos de su literatura han afirmado que quiere ser un hombre (Sabat de Rivers, 1998), y podemos interpretar que, en realidad, quiere tener poder como los hombres, acceder al conocimiento como los hombres, escribir libremente como los hombres. Al interior de sus textos literarios esto se ve reflejado en la tendencia detectada por Octavio Paz: las voces líricas y los narradores de Sor Juana tienden a "neutralizar o trascender su sexo" (1982), ya que su escritura combina rasgos masculinos y rasgos femeninos, y muchas veces crea ambigüedades o evita las marcas gramaticales que permitan identificar el género, como en el caso del yo lírico de "Hombres necios que acusáis".

De esa manera, muchas veces sus textos defienden a las mujeres y sus derechos, pero la propia poeta habla de ellas en tercera persona, parece separarse, desligarse, observarlas a la distancia. Para algunas de las especialistas críticas que analizan su obra desde la perspectiva feminista, como Rosa Perelmuter, esta es una estrategia para poder escribir en una época tan dominada por lo masculino. Además, como en el período la gran mayoría de los escritores célebres son hombres y la literatura se caracteriza por imitar a los grandes poetas, no es extraño que Sor Juana busque escribir como si fuera un varón.

La poeta mexicana ha sido destacada como una de las principales escritoras de la lengua española de todos los tiempos, ya desde la publicación de su primer libro y hasta el presente. Sin embargo, es sobre todo en la segunda mitad del siglo XX que empieza a reconocérsela como precursora fundamental del feminismo. Así, en torno a la década de 1970, dentro del marco de la segunda ola del feminismo moderno, muchos discursos políticos en Latinoamérica la reconocen como referente. En 1974, en México le otorgan en título de "primera feminista de América" (Perelmuter, 2004). Por esos años también es muy reivindicada en los Estados Unidos.

Otra crítica especialista en Sor Juana, Selena Millares, recuenta una serie de escritoras más contemporáneas que la homenajean o crean textos que dialogan con su obra: "El hecho de que en 1994 la poetisa cubana Marylin Bobes escriba un soneto que, bajo el lema 'Introducción a la manera de Sor Juana', fusiona los motivos del barroco con los de la feminidad, es sintomático, y se inscribe en una línea frecuentada; en los sesenta, otra cubana, Belkis Cuza Malé, le dedicaba el poema 'Mujer brava que casó con Dios', donde privilegiaba la vertiente biográfica de su rebeldía, y muchísimo antes las poetisas Gabriela Mistral, Dulce María Loynaz o Sara de Ibáñez le dedicaban sendos estudios, en tanto que se intuye su presencia en los alegatos feministas de Alfonsina Storni, o la cercanía de las célebres redondillas— 'Hombres necios que acusáis'— con sus versos 'Tú me quieres blanca'" (1995). De esta manera, queda claro el profundo impacto de Sor Juana y su obra en la literatura latinoamericana de mujeres y feminista.

Por todos estos motivos, es indudable que Sor Juana Inés de la Cruz es una precursora del feminismo: defiende con atrevimiento y valentía muchos derechos de las mujeres en una época totalmente dominada por lo masculino, y se anticipa con agudeza y talento a muchas luchas que se desatarán en los siglos posteriores a su muerte. Su relación con los feminismos que estallan como movimientos políticos en occidente desde fines del siglo XIX es poderosísima e incontestable. De todas maneras, no sería totalmente adecuado decir que fue una feminista en sentido pleno. Esto se debe al contexto histórico en que la monja mexicana vive y escribe. El concepto de "feminismo" en sí mismo no existe en la época de Sor Juana y, además, en tanto que movimiento político, para existir necesita sostenerse en un colectivo que lo defienda conscientemente; no alcanza con las ideas de una figura aislada. Es por ello que resulta más apropiado considerarla una precursora, una pionera, una referente, o una figura protofeminista.