Hacia Rutas Salvajes

Hacia Rutas Salvajes Resumen y Análisis del Capítulo 16

El 15 de abril de 1992, McCandless deja Carthage y comienza su viaje a Alaska haciendo autostop. Después de unos días llega al comienzo de la Autopista de Alaska en Canadá, donde toma una foto frente al letrero que indica la milla cero, a 1.523 millas de Fairbanks. Aunque se sabe que hacer autostop en la autopista de Alaska es difícil, McCandless consigue que lo levanten rápidamente. El 21 de abril llega a las termas del río Laird, una parada popular en la autopista de Alaska, pero después de probar las piscinas termales, McCandless se encuentra con que no puede conseguir otro viaje, y los días pasan.

Una mañana, en las piscinas termales, McCandless conoce a Gaylord Stuckey, un hombre de sesenta y tres años que está conduciendo una casa rodante hacia un concesionario en Fairbanks. Aunque el trabajo de Stuckey prohíbe estrictamente recoger autoestopistas, McCandless le cae bien y se ofrece a llevarlo al menos una parte del camino. Después de un día y medio ha llegado a disfrutar mucho de su compañía, y entonces le dice que lo llevará todo el camino hasta Fairbanks.

Durante el largo viaje, McCandless se abre a Stuckey y le habla principalmente de Carine, pero también de cómo su padre era un científico brillante, pero había sido un bígamo en un momento, lo que McCandless no podía soportar. Le cuenta a Stuckey sobre su plan de Alaska y, cuando llegan a Fairbanks, compra una bolsa de arroz en la tienda de comestibles y le cuenta a Stuckey que quiere ir a la Universidad para estudiar qué tipo de plantas podría comer. Stuckey le dice a McCandless que llegó demasiado temprano, que todavía hay dos o tres pies de nieve en el suelo, pero McCandless es demasiado terco como para escucharlo.

En la librería del campus, McCandless encuentra una guía exhaustiva de las plantas comestibles de la región y compra dos postales en las que envía sus últimos mensajes a Jan Burres y a Wayne Westerberg. Encuentra una pistola usada y algunos proyectiles que puede comprar, y luego de unos dos días en Fairbanks, empaca y se dirige hacia el oeste, y acampa por la noche. A la mañana siguiente, el primer automóvil que ve lo levanta, y Jim Gallien lo lleva hasta la entrada a la tierra salvaje. Cuando Gallien deja a McCandless, hay aproximadamente un pie y medio de nieve en el suelo, y la temperatura máxima está en los treinta grados.

La única comida que McCandless lleva es una bolsa de diez libras de arroz y el almuerzo de Jim Gallien, pero cree que esto será suficiente dada su experiencia sobreviviendo en México durante más de un mes con solo una bolsa de cinco libras de arroz y el pescado que podía pescar con una caña barata. Lleva consigo nueve o diez libros, pero no un diario, por lo que cuando escribe solo usa algunas páginas en blanco en la parte posterior de sus libros.

Después de dos días, McCandless llega al río Teklanika. Todavía hay hielo, pero en ninguna parte abarca todo río, por lo que se ve obligado a atravesarlo vadeando. Debido a las condiciones, resulta fácil, y no hay nada que le sugiera que en unos pocos meses, después de un nuevo deshielo, será imposible cruzarlo. Unos días más tarde tropieza con el viejo autobús, en el que hay algunos elementos esenciales, por lo que decide quedarse allí por un tiempo y aprovechar sus comodidades. Está extático de estar solo en la naturaleza salvaje.

Sin embargo, McCandless se enfrenta rápidamente con la realidad. Tiene problemas para cazar presas, y rápidamente se debilita y está hambriento. A mediados de mayo, sin embargo, su suerte cambia. A medida que mejora el clima, la nieve se derrite y puede comenzar la búsqueda de escaramujos y bayas. También empieza a tener más éxito en la caza, y regularmente mata ardillas, urogallos, patos, gansos y puercoespines. Su intención original es mantenerse en movimiento, por lo que el 5 de mayo deja el autobús y comienza a viajar.

Rápidamente queda claro que no será fácil, ya que McCandless tiene que pasar gran parte del día cazando, y el suelo es pantanoso y marismeño. Después de dos semanas, solo ha viajado quince millas, por lo que se vuelve y dentro de una semana está de vuelta en el autobús, habiendo decidido usarlo como campamento base por el resto del verano. Aunque no está de hecho tan lejos de la civilización, está lo suficientemente aislado como para nunca cruzarse con otro ser humano durante los cuatro meses que pasa allí.

McCandless tiene unas semanas de buena caza, y luego se las arregla para matar un alce. Cree que es moralmente necesario usar todas las partes del alce y no desperdiciar nada, por lo que pasa los siguientes días tratando desesperadamente de preservar todos los cientos de libras de carne. Los cazadores de Alaska saben que el secado al aire es la mejor manera de preservar la carne allí, pero McCandless confía en los consejos que recibió de los cazadores en Dakota del Sur, que recomendaban ahumarla. Termina teniendo que dejar casi todo a los lobos, y lamenta profundamente haber desperdiciado la vida del alce.

Termina aceptando la pérdida y, basándose en una lista que hace de cosas para hacer antes de partir, parece claro que se está preparando para regresar a la civilización, y tal vez incluso formar parte de la sociedad. Una foto que se toma a sí mismo por esta época, después de afeitarse por primera vez en la naturaleza, lo muestra saludable, pero ya alarmantemente delgado. Empaca todo su equipaje y comienza su caminata de vuelta a la carretera que lo llevó allí, pero se encuentra con un lago de tres acres cubriendo el camino, donde antes solo había hielo y pequeños estanques. Logra atravesarlo, pero cuando llega al río Teklanika, se encuentra con que lo que cruzó fácilmente en abril es ahora un fuerte torrente que sin dudas lo ahogaría, por lo que se vuelve, con la esperanza de que, si espera, será posible cruzarlo.

Análisis

A lo largo de los años que McCandless pasa viajando, cuando las personas lo conocen suelen asumir al principio que no tiene educación, y que es un trabajador itinerante por necesidad, no por elección. Una de las formas en las que McCandless es diferente de alguien que vive de esa manera por necesidad es la ambición que exhibe, incluso en una vida desarraigada y antimaterialista. Esto se evidencia cuando, aunque no tiene compromisos ni ninguna necesidad de llegar a Alaska en determinada fecha, se pone extremadamente impaciente cuando se demora en la Autopista de Alaska, como si tuviera que cumplir con una importante fecha límite.

Como vimos también cuando intentó navegar en canoa hasta el Golfo de California, incluso cuando intenta lograr algo decidido por capricho, es increíblemente persistente y no se dará por vencido fácilmente. Aunque quizás no tiene ambiciones para escalar en la sociedad capitalista estadounidense, es ciertamente ambicioso. Esto presenta un paralelismo con la historia de Krakauer en la sección anterior, en tanto él se dio cuenta de que su propia ambición para escalar montañas, aunque no era en absoluto lo que su padre quería para él, era igual una ambición, y una tan extrema como la de su padre, solo que encarnada en otra cosa. Esto hecha luz, una vez más, sobre la importancia de la perspectiva, en tanto lo que constituye un objetivo valioso y ambicioso para una persona parece temerario e inútil para otra.

Gaylord Stuckey llevando a McCandless todo el camino hasta Fairbanks es otro ejemplo de alguien haciendo un esfuerzo extra por él. Stuckey acepta llevarlo a pesar de que su trabajo se lo prohíbe expresamente, y podría perderlo si lo atraparan. Sin embargo, como tantos otros, está encantado con McCandless, por lo que acepta llevarlo. Esto enfatiza, por un lado, que había algo profundamente especial en McCandless pero, por el otro, también destaca que, aunque McCandless insistía tanto en la independencia, muy a menudo depende de otros, de la amabilidad de extraños, y casi todos los que se cruzó hicieron mucho más que lo mínimo indispensable para ayudarlo, como Jim Gallien, que no solo le dio un aventón, sino que también le regaló su almuerzo y sus botas.

Mientras Gallien lo conduce hacia la tierra salvaje, McCandless está muy entusiasmado, y sus entradas en el diario y las fotografías muestran que cuando llega al autobús que se convertirá en su último hogar, está feliz de estar solo en la naturaleza. Sin embargo, el esfuerzo diario de tratar de encontrar comida y mantenerse con vida toma protagonismo rápidamente y la realidad de vivir de esta manera extrema pierde su romanticismo. Su cuaderno trata casi exclusivamente sobre lo que come todos los días, porque el esfuerzo por mantenerse con vida es tan agotador que hay poco tiempo para contemplar la serenidad, para filosofar en la naturaleza. La diferencia entre esto y, por ejemplo, la escritura de Jack London, que tanto le gusta, muestra que hay mucho más espacio para el romanticismo en la literatura que en realidad. Hay también cierta ironía en esta diferencia, especialmente porque el propio Jack London apenas pasó tiempo en la naturaleza.

Sin embargo, McCandless parece experimentar algunos cambios, más allá de perder peso. Queda devastado cuando mata un alce y luego tiene que básicamente tirar todo porque no puede preservarlo con éxito, pero rápidamente se da cuenta de que tiene que dejar pasar esta decepción, lo que constituye una reacción nueva y más madura de este hombre intensamente apasionado. Del mismo modo, su plan original es pasar su tiempo en la naturaleza en movimiento, caminando quizás casi quinientas millas, pero cuando después de una semana o dos de tratar de moverse todos los días se da cuenta esto es mucho más difícil y lento de lo que esperaba, regresa al autobús y no parece estar tan molesto por tener que renunciar o cambiar sus planes como lo hubiera estado en el pasado, como en su viaje a México. Aunque estos son ejemplos bastante pequeños, sugieren que McCandless se ha vuelto un personaje más dinámico, capaz de aprender, crecer y cambiar.