Fahrenheit 451

Fahrenheit 451 Citas y Análisis

"Era un placer quemar. Era un placer especial ver cosas devoradas, ver cosas ennegrecidas y cambiadas."

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.13, ed. Minotauro, 2013, México

Esta cita corresponde a las dos primeras oraciones del primer párrafo de la primera parte de la novela titulada "La estufa y la salamandra".

Es de suma relevancia ya que el narrador describe lo que siente Montag cuando quema libros, cosas, casas. Vemos que para él es un placer quemar las cosas, lo cual desde el principio, para cualquier lector, puede resultar sorprendente de por sí. Más adelante nos enteramos que para los bomberos quemar es normal, pero sin embargo, al comienzo, esta característica puede resultar más coherente dentro de la lógica de la novela. Para nosotros como lectores, es también de suma importancia enterarnos del placer que representa para el bombero el quemar cosas porque este rasgo característico es el punto clave de la novela: al dejar de querer quemar libros, Montag se vuelve un hombre totalmente distinto.

Otro punto relevante en esta cita es una palabra que de hecho viene en cursiva en la cita: "cambiadas". Se refiere a que el fuego cambia las cosas en sentido literal y figurativo. Desde este momento, el fuego es símbolo del cambio, en un principio de forma negativa, dado que convierte los libros en cenizas, de las cuales no pueden revivir - a diferencia del Fénix - con lo cual representa la destrucción. Sin embargo, al final de la novela, el fuego de la fogata prendida por los vagabundos intelectuales, es un fuego acogedor y símbolo de sabiduría y renacimiento.

"Caminaron un poco más y la niña dijo:

-¿Es verdad que hace muchos años los bomberos apagaban el fuego en vez de encenderlo?

- No, las casas siempre han sido combustibles.

- Qué raro. Oí decir que hace muchos años las casas se quemaban a veces por accidente y llamaban a los bomberos para parar las llamas.

El hombre se echó a reír. La muchacha lo miró brevemente."

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.18, ed. Minotauro, 2013, México

Seguimos al principio de la novela, y descubrimos que Clarisse, una muchacha de 17 años, sabe más de la realidad histórica que Montag. Ella sabe del verdadero pasado. Sabe que antes los bomberos apagaban el fuego. Desde este momento nos damos cuenta de lo importante que va a ser Clarisse en la vida de Montag. Es la primera en ponerlo en el camino de la verdad. También, relacionando esta cita con lo que Beatty le comentará a Montag más adelante (de que habían recibido varias alertas pero que nunca encontraron libros en su casa) podemos sospechar que si los bomberos no encontraron libros en la casa de Clarisse es porque en su familia, al igual que Granger y los demás intelectuales vagabundos, los libros se guardan en la memoria. El conocimiento se transmite de generación en generación, todo lo que sabe Clarisse viene de lo que la cuentan sus padres y su tío en su casa. Este hecho viene recalcado cuando Montag le dice "Tu tío dice, tu tío dice. Tu tío debe ser un hombre notable." (p.43) Con este encuentro, presenciamos el inicio de la transformación de Montag y de su camino hacia la verdad.

"Las llaves del coche están en la mesa de luz. Siempre que me siento así, tengo ganas de correr. Llega uno a ciento cincuenta kilómetros por hora y se siente mucho mejor. A veces corro toda la noche y vuelvo a casa, y tú no te has dado cuenta. Es divertido en el campo. Uno atropella conejos, y hasta perros. Saca el coche."

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.80, ed. Minotauro, 2013, México

En la primera parte de la novela, vamos conociendo a Mildred, la esposa de Montag. Su retrato no es muy agradable, es una persona egoísta que busca escapar de la realidad a toda costa y casi lo logra para siempre con la sobredosis de píldoras para dormir. Ahora, además nos enteramos de que mata animales por diversión. Mildred representa la deshumanización de la sociedad en la que vive.

" 'No sabemos en qué preciso momento nace una amistad. Cuando se llena una vasija gota a gota, una de ellas rebasa al fin la vasija; así en una serie de actos bondadosos hay al fin uno que enciende el corazón.'

Montag se quedó escuchando la lluvia.

- ¿Es esto lo que pasó con la muchacha de al lado?"

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.85, ed. Minotauro, 2013, México

La segunda parte de la novela, "El tamiz y la arena" empieza con Montag leyendo los libros que se estuvo llevando a su casa en secreto. Al ser capaz de relacionar el texto sobre la amistad con Clarisse, vemos que Montag tiene una verdadera conexión con los libros. A diferencia de Mildred a quien no le interesan para nada y desde luego no los entiende (al finalizar el capítulo anterior exclama, "¡No significa nada! ¡El Capitán tenía razón!"), Montag es sensible a ellos y es capaz de ligar lo que hay en los libros con la realidad. Aquí, por segunda vez, Clarisse - "la muchacha de al lado" - viene relacionada con el agua. La primera vez fue en la primera parte del libro cuando le dice a Montag que sabe bien la lluvia y él acaba inclinando su cabeza para tomar unas gotas de lluvia. En el texto del libro que lee Montag, la amistad se compara a vasijas que se llenan de gotas. Para completar el cuadro, está lloviendo.

"Ahora sabía que él, Montag, era dos personas. Era, sobre todo, el Montag que no sabía nada, para quien su propia tontería era sólo una sospecha. Pero era también el viejo que le hablaba y le hablaba mientras el tren era succionado de un extremo a otro de la ciudad nocurna, en un único, largo, enfermizo y móvil jadeo. En los días siguientes, en noches sin luna, y en noches en que una luna muy brillante iluminaría la tierra, el viejo continuaría hablando y hablando, gota a gota, granizo a granizo, copo a copo. La mente se colmaría al fin, y él ya no sería Montag, así le había dicho el viejo, eso le había asegurado, le había prometido. Sería entonces Montag más Faber, y entonces, un día, cuando todo se hubiese mezclado y hervido y transformado en silencio, no habría fuego, ni agua, sino vino."

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.121, ed. Minotauro, 2013, México

En la segunda parte de la novela, presenciamos los hechos y las acciones que participan de la transformación de Montag. Si Clarisse fue la primera en encaminarlo hacia la verdad, Faber - el viejo - es el que lo toma de la mano para que siga este camino. En este fragmento, queda muy claro que aún no se ha llevado a cabo la transformación, sino que va en proceso, ya que Montag "era dos personas", pero ya tiene la esperanza de llegar a ser uno. Otro elemento fundamental es la presencia una vez más del agua: Faber es esa otra gota, después de Clarisse, que puede apagara el fuego - Montag - para dar a luz algo mejor - el vino. Clarisse fue la primera gota de agua, en dos ocasiones podemos asociarla con gotas de lluvia: la primera vez representada simbólicamente cuando Montag inclina la cabeza para tomar una gota de agua después de que Clarisse le dijera que sabe bien, y la segunda cuando Montag asocia el texto* sobre la amistad con ella.


* Véase la cita anterior en esta lista.

"Bueno - dijo Beatty-, la crisis ha pasado y todo está bien; la oveja vuelve al rebaño."

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.124, ed. Minotauro, 2013, México

Montag acaba de entregar un libro a Beatty, que, de alguna forma, sabía que lo tenía en su posesión. Al decirle que "la crisis ha pasado", el jefe de los bomberos hace referencia a la curiosidad que pueden darles los libros a los bomberos, única excusa para que un bombero se lleve un libro a casa y siempre cuando lo queme en las 24 horas siguientes (es lo que le comenta a Montag en la primera parte del libro cuando va a visitarlo en su casa). Sin embargo, aquí sorprende la comparación de Montag con una oveja que regresa a su rebaño. Esta referencia nos remite a la parábola de la oveja perdida. Como podemos ver a lo largo del libro, Betty condena los libros pero se la pasa citándolos.

Además, con esta comparación, queda muy claro que no hay libertad en la sociedad, todos tienen que formar parte del rebaño y al que se aleje, se le castiga, cosa que le sucede a Montag unas páginas después. Delatado por su propia esposa, suena la alarma y Montag tendrá que quemar su propia casa.

"Se encendieron luces, y las puertas de las casas se abrieron a lo largo de toda la calle, para asistir a la preparación del espectáculo."

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.130, ed. Minotauro, 2013, México

Con esta cita se inaugura la tercera parte de la novela, "Fuego Brillante". Como lo anuncia el título, vamos a asistir a un fuego, el que incendia la casa de Montag. El hecho de que los vecinos salgan a ver el "espectáculo", deja suponer que para ellos es algo normal e incluso aprobado. Ya que para la mayoría de la sociedad, representada por Millie y sus amigas ya que las tres dieron la alarma, los libros representan un peligro, lo más probable es que la quema de libro elevado al rango de espectáculo tenga un efecto catártico.

"Simplemente unos cuantos niños que habían salido a dar un largo y ruidoso paseo, recorriendo ochocientos o mil kilómetros en unas pocas horas, a la luz de la luna, con los rostros helados por el viento, lanzados a una aventura, para volver o no volver luego a sus casas, vivos o no vivos."

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.147, ed. Minotauro, 2013, México

En esta tercera parte, aumenta la tensión narrativa. A Montag casi lo atropella un coche que venía a toda velocidad. El atropello era intencional pero como Montag se cayó, cambiaron de dirección probablemente para que no se volcara el coche. Al igual que Millie, estos "niños" salen a recorrer en coche, a diferencia de que en vez de atropellar conejos o perros por diversión, atropellan a seres humanos. Representan la deshumanización total (y literal) de la sociedad en la que vive Montag a su nivel más alto y cruel.

"- La policía sugiere a la población del barrio Los Olmos lo que sigue: todos, en todas las casas, en todas las calles, miren por las ventanas o abran la puerta del frente o de atrás. El fugitivo no podrá escapar si todos miran en el próximo minuto. ¡Preparados!

¡Por supuesto! ¡Cómo no lo habían hecho antes! ¡Por qué no habían probado hasta ahora ese juego!"

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.157, ed. Minotauro, 2013, México

Una vez más la realidad se vuelve ficción y espectáculo. Hacen partícipe la gente de la persecución de Montag pero lo presentan como si fuera un juego, algo banal, sin consecuencias. Esto nos recuerda lo que comentaba Faber la primera vez que Montag fue a su casa. El hecho de que la gente se distraiga continuamente con cosas superficiales hace que no piense y no sea consciente de sí misma y de la verdadera realidad que los rodea. Por ejemplo, a pesar de tener a sus esposos listos para la guerra inminente, las amigas de Mildred no se preocupan y prefieren hablar de sus programas de televisión. Y en el metro, Montag no puede leer el libro porque el anuncio de dentífrico no le permite pensar y entender lo que lee. Cuando Faber le comenta a Montag que para poder disfrutar de lo que contienen los libros hace falta calidad y ocio, el bombero le dice que tienen mucho tiempo libre. El problema es que este tiempo libre se llena de información o estímulos de poca calidad y no deja tiempo para pensar.

"Montag echó a caminar, y luego de un rato descubrió que los otros se habían retrasado. Se detuvo, sorprendido, y se apartó para dejar pasar a Granger, pero Granger lo miró y con un movimiento de cabeza le indicó que no se detuviera. Montag siguió adelante."

Bradbury, Ray, Fahrenheit 451, p.186, ed. Minotauro, 2013, México

Esta cita aparece ya en las últimas líneas de la novela. Montag por fin es un hombre nuevo, ya no necesita que lo guíe Clarisse, Faber o Granger, puede avanzar sin seguir a los demás. Esto no significa que no vaya a trabajar junto con los demás, al contrario, sabemos que su tarea es amplia y van a necesitarse los unos a los otros. Tampoco significa que Montag sea más importante que otros: como bien dice Granger: "No debíamos sentirnos superiores a nadie en el mundo." (p.174) Sólo significa que ya no necesita de la radio de Faber en la oreja para orientarlo, Montag puede pensar por sí mismo, ya es el vino que resultó del cruce del fuego y del agua.