El Testigo Imágenes

El Testigo Imágenes

Olga y el tipo hosco (imagen visual)

“Cerró los ojos y se vio sentado detrás de Olga en el taller literario. La silla tenía un respaldo pequeño y dejaba ver la parte baja de la espalda, la camiseta descorrida sobre tres vértebras, una franja de piel pálida, cubierta de diminutos vellos dorados, una breve constelación de lunares y la línea negra del calzón. Olga Rojas sólo usaba calzones negros, al menos en el taller. Una tarde, un calvo de gabán esperaba a Olga al pie de la torre de Rectoría. Un tipo hosco, al que ya le habían pasado los dramas que anunciaban los ojos de ella. Aquel hombre acarició el pelo rubio de Olga con dedos gruesos y uñas sucias. Un deportado de Siberia. ¡Qué mal adaptaba la vida a Dostoievski! Olga se fue con él".

Esta imagen visual representa un recuerdo de Julio Valdivieso cuando estaba en un taller literario con Olga Rojas. La descripción de Olga se enfoca en su espalda, revelando detalles íntimos como la línea de su calzón, sus lunares y sus diminutos vellos dorados. A través de esta imagen, el narrador pinta una escena sensual y personal, mostrando la atracción o el interés de Julio por Olga, a pesar de la presencia de un tipo hosco que también se siente atraído por ella.

La casa de López Velarde (imagen visual y olfativa)

“Visitó la casa museo de López Velarde, con «su viejo pozo y su viejo patio»; tomó un café en un sitio donde los manteles tenían impresas estrofas de «La suave Patria»; recorrió el cuidado Jardín Brilanti; vio un busto del poeta, el rostro joven y sencillo, difícil para la estatuaria, y una sucursal de Mexicana de Aviación con el nombre «Viajes López Velarde»; respiró un olor ácido, a animales de corral, en el que se mezclaba una fragancia de miel, chicharrón y pan dulce”.

Esta imagen describe la visita de Julio Valdivieso a la casa museo de Ramón López Velarde, un poeta mexicano famoso. El narrador destaca elementos visuales como el viejo pozo y el patio, así como la presencia de estrofas de la poesía de López Velarde impresas en los manteles. Además, la imagen evoca olores como el de los animales de corral, la miel, el chicharrón y el pan dulce. Estas descripciones visuales y olfativas crean una imagen rica y evocadora de la casa y su entorno. Representan un intento de conectarse con la historia y la cultura de México a través de la inmersión en el mundo de López Velarde.

La oscuridad (imagen auditiva)

“En ese momento se fue la luz. Ruidos lejanos, un grito perdido, maderas que chocaban, un follaje agitado que no podía ser real porque no había tantos árboles".

En este pasaje, el narrador utiliza una imagen auditiva para describir un momento en el que se va la luz. Los ruidos lejanos, el grito perdido, las maderas chocando y el sonido del follaje agitado crean una atmósfera de misterio y tensión. La oscuridad se asocia con lo desconocido y lo inquietante, y los sonidos contribuyen a esta sensación. Esta imagen auditiva es efectiva para transmitir la sensación de intriga y suspense en la narrativa.

Sueño con el Buen Ladrón (imagen visual)

“Un inmenso cuadro de San Dimas presidía el comedor familiar. A veces, soñaba que el Buen Ladrón descendía de la cruz y se acercaba a su cama para devolverle un carrito de bomberos que se había llevado en otro sueño. Oía las campanadas de la iglesia cercana que al decir de López Velarde «caían como centavos», y contemplaba al santo bandido con una naturalidad que siempre asoció con el sueño pero que tenía todo para calificar como aparición. En ese ámbito mortecino, donde un capelo de cristal protegía un dedo con sangre policromada (lo único que quedaba de un Cristo extirpado de un altar), ver a un tridimensional San Dimas resultaba tan común como almorzar frente al enorme óleo que lo representaba".

Esta imagen visual describe un sueño de Julio Valdivieso de niño. En su sueño, el Buen Ladrón desciende de la cruz y le devuelve un carrito de bomberos que previamente se había llevado en otro sueño. Esta imagen combina lo religioso y lo lúdico, ya que el Buen Ladrón es un personaje bíblico, pero la devolución del carrito de bomberos añade un toque inesperado. La descripción visual de San Dimas y su naturalidad en el sueño sugiere una conexión entre lo sagrado y lo cotidiano, lo que refleja la manera en que la vida y la fe se entrelazan en la mente del protagonista.

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