Mathilde es una encantadora muchacha nacida en una familia de clase baja. Como no tiene dinero para la dote, su familia la casa con el señor Loisel, un empleado del Ministerio de Instrucción Pública. A pesar de su trasfondo humilde, Mathilde siempre sintió que debía pertenecer a la clase alta, por lo que su vida humilde la hace muy infeliz: odia su hogar, su comida y su falta de ropa fina y joyas.
Una noche, su esposo le presenta, emocionado, una invitación para asistir a un evento en la casa del ministro, pero Mathilde no se muestra emocionada, puesto que no tiene vestidos adecuados para asistir. Finalmente, la pareja decide gastar un dinero que el señor Loisel tiene ahorrado para comprar un vestido. Sin embargo, Mathilde sigue triste, puesto que no tiene joyas para adornarse el día de la fiesta. Su marido entonces le sugiere que le pida alguna prestada a la señora Forestier, amiga de Mathilde del colegio de monjas. Mathilde celebra la idea y va a ver a su amiga al día siguiente. De entre todas las joyas, elige un collar de brillantes que llama mucho su atención.
El baile es un éxito absoluto para la señora Loisel, quien se presenta como la más bella entre todas las mujeres, y en quien todos los hombres reparan. Cuando regresan a su casa, alrededor de las 4 de la mañana, la señora Loisel se percata de que ha perdido el collar. Después de una semana de buscarlo infructuosamente, el señor Loisel acepta que deberán reemplazarlo. Luego de ir de joyería en joyería, encuentran un collar idéntico por 36.000 francos. Loisel tiene 18.000 francos del testamento de su padre y toma prestada la suma restante, aunque para ello debe contraer pagarés con altos intereses. Después de todo esto, Madame Loisel puede devolver el collar recién comprado en el estuche original, aparentemente sin despertar sospechas.
Para saldar esta deuda, la pareja debe trabajar incansablemente durante una década, en los que la señora Loisel envejece prematuramente. Un día, mientras da un paseo por los Campos Elíseos, Mathilde se encuentra con la señora Forestier y se le acerca para hablarle, aunque ella en un principio no la reconoce. Con repentina emoción, Mathilde revela toda la historia sobre el reemplazo del collar y los años de arduo trabajo para pagar la deuda. En respuesta, señora Forestier le confiesa, emocionada, que el collar que le prestó no era sino una copia falsa que no debía costar más de 500 francos.