El Señor de las Moscas

El Señor de las Moscas Guía de Estudio

Sir William Golding escribió El Señor de las Moscas justo después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Al escribir esta novela, Golding, quien había publicado una antología de poesía casi dos décadas antes, había trabajado por varios años como maestro y estudiando para ser un científico. Golding se inspiró extensivamente en sus experiencias científicas para su primer obra narrativa. La trama de la novela, en la cual un grupo de niños ingleses varados en una isla desierta lucha para desarrollar su propia sociedad, es un estudio hipotético de la sociedad y la política a través de la ficción. La historia de sus intentos de crear una civilización y su descenso al salvajismo y a la violencia ponen la relación entre la naturaleza humana y la sociedad bajo un microscopio literario. Las alusiones de Golding a la evolución humana también reflejan su entrenamiento científico. Los personajes descubren el fuego, desarrollan herramientas, y forman sistemas políticos y sociales en un proceso que nos recuerda las teorías del desarrollo del hombre primitivo, un tema de mucho interés para muchas personas, incluyendo el público occidental de los años cincuenta. La culminación de la trama en guerra y muerte sugiere que la hipótesis de Golding sobre la humanidad es pesimista; en otras palabras, hay instintos anárquicos y crueles en la naturaleza humana. La democracia o algún otro régimen es necesario para contener estos instintos.

Como alegoría de la naturaleza humana y la sociedad, El Señor de las Moscas se inspira en la mitología judeo-cristiana para elaborar la hipótesis sociológica y política de la novela. El título tiene dos significados, ambos cargados de significado religioso. El primero es una referencia a un verso de El Rey Lear, “Somos para los dioses como las moscas para los chiquillos.” El segundo es una referencia al nombre hebreo Ba’alzevuv, o en su forma griega, Beelzebub, el cual se traduce a “Dios de las Moscas” y es sinónimo de Satanás. Para Golding, sin embargo, las fuerzas satánicas que propulsan los eventos sorprendentes en la isla vienen de adentro de la psiquis humana, en vez de un mundo externo y sobrenatural como en la mitología judeo-cristiana. Golding, por lo tanto, utiliza una referencia religiosa para demostrar un concepto freudiano: el Id, el instinto amoral que gobierna el sentido de supervivencia del individual, es por naturaleza malévolo en sus intentos amorales de conseguir sus metas. El Señor de las Moscas, es decir, la cabeza del cerdo en un palo, directamente desafía al personaje más espiritualmente motivado de la isla, Simon, quien funciona como un profeta-mártir para los otros niños.

Publicada en 1954, al principio de la Guerra Fría, El Señor de las Moscas está firmemente arraigada en las preocupaciones sociopolíticas de su era. La novela hace alusión al conflicto de la Guerra Fría entre la democracia liberal y el comunismo totalitario. Ralph representa la tradición liberal, mientras que Jack, antes de sucumbir a la anarquía total, representa el tipo de dictadura militar que, para Estados Unidos y Gran Bretaña, caracterizaba el sistema comunista en los años cincuenta. También cabe notar que Golding coloca la novela en lo que aparenta ser una futura realidad humana, una que se encuentra en crisis luego de una guerra atómica. La novela de Golding le saca provecho a la paranoia pública sobre la bomba atómica que, debido a la escalada armamentista de la Guerra Fría, estaba en su apogeo. La descripción negativa de Jack, el cual representa al sistema político anti-democrático, y la sugerencia de Golding de la posibilidad de la realidad de una guerra atómica presentan la novela como apoyando la posición del Occidente durante la Guerra Fría.

Además de la ciencia, la mitología y el contexto sociopolítico de la Guerra Fría, El Señor de las Moscas fue inspirado por obras de ficción especulativa. Específicamente, la novela de Golding hace alusión a La Isla de Coral de R. M. Ballantyne (1857), la cual cuenta la historia de tres niños varados en una isla desierta. Golding, quien encontraba la interpretación de Ballantyne ingenua e improbable, probablemente tenía la intención de que El Señor de las Moscas fuera una crítica indirecta de La Isla Coral. Golding conserva los nombres de dos de los personajes de Ballantyne, Ralph y Jack, para forzarnos a comparar los dos textos más profundamente. Mientras los niños de La Isla de Coral pasan su tiempo teniendo aventuras agradables, los personajes de Golding batallan contra el hambre, la soledad, y las consecuencias mortales del conflicto político en el que se encuentran al quedar varados. El carácter pesimista de la historia de Golding refleja el énfasis del autor en la necesidad de la civilización democrática. Los críticos también han recalcado la relación entre El Señor de las Moscas y la novela canónica de Joseph Conrad, El Corazón de las Tinieblas (1902), la cual narra la excursión de un soldado dentro de civilizaciones africanas marginales. Reflejando algunos prejuicios, El Corazón de las Tinieblas presenta estas partes de África como lugares donde el orden social está ausente y la anarquía reina, engendrando muerte y desorden; la novela ve este mismo problema como un conflicto dentro del alma humana individual. Como la obra de Conrad, la novela de Golding enfatiza los impulsos humanos salvajes y violentos que surgen en la ausencia de un orden político.

El Señor de las Moscas, con sus características distópicas y especulativas, estableció a Golding sólidamente como un autor con un interés en el género literario de ciencia-ficción que era popular en los años cincuenta. La novela presenta personajes ostensiblemente realísticos, pero la trama, la cual sigue un pequeño grupo de seres humanos aislados dentro de un paisaje alienígena, utiliza o hace alusión a las convenciones de las novelas populares de ciencia ficción de esa época. Las obras subsiguientes de Golding demuestran una entrada aún más profunda dentro del género de ciencia ficción. Los Herederos, extensamente influenciada por El Perfil de la Historia de H.G. Wells, imagina la vida durante el comienzo del ser humano, y es considerado un clásico moderno de ficción especulativa.

El Señor de las Moscas no fue un éxito instantáneo, vendiendo menos de 3,000 copias antes de quedar fuera de impresión en 1955. Justo después, sin embargo, la novela se convirtió en un gran éxito entre lectores estadounidenses e ingleses, quienes, mientras se intensificaba la escalada armamentista, probablemente vieron en la distopía de Golding una predicción nefasta de sus propios futuros. Para los años sesenta, la novela era requerida para muchos cursos de universidad y escuela secundaria, lo cual sigue siendo el caso hoy día. La popularidad perdurable de esta novela inspiró dos adaptaciones fílmicas, una de Peter Brook en 1963, y la segunda de Harry Hook en 1990. La novela original de Golding, sin embargo, continúa siendo la versión mejor conocida de esta historia. En 2005 la revista Time nombró a esta novela una de las 100 mejores escritas en inglés desde 1923.

Una controversia que continúa sobre el mensaje político de la novela y su perspectiva sobre la naturaleza humana ha llevado a algunos lectores a desafiar su estatus como un libro apto para niños. Debido a esto, la Asociación de Bibliotecas de los Estados Unidos posicionó a El Señor de las Moscas en el lugar número 70 en su lista de los 100 libros más desafiados de 1990-2000. Entre los críticos literarios del fin del siglo XX y comienzo del siglo XXI, sin embargo, El Señor de las Moscas ha sido revisitado menos como una alegoría del mal humano y más como una expresión literaria de la ideología de la Guerra Fría. Esta contextualización histórica no le hace justicia a la novela. Pero en términos de la historia de su recepción, los críticos contemporáneos tienen razón en notar que la posición central de la novela en muchos currículos de cursos de inglés a través de Estados Unidos y Gran Bretaña durante la Guerra Fría ilustra cómo la pedagogía de la literatura ha sido usada para fortalecer la identidad e ideología nacional.